Señor Director:
No vale la pena discutir el entusiasmo de Peñalosa por la bicicleta ni su propuesta para que no circulen carros particulares en determinadas horas. Se trata de eludir y postergar el debate central para resolver el problema de inmovilidad en Bogotá, que afecta a todos los municipios circunvecinos: un metro de la Sabana, no un metrico, como el hasta ahora previsto, que no resuelve nada y sí daría pie a coimas para botar ingresos públicos. El metro de la Sabana, que se podría construir por concesión a 50 años, con una inversión a largo plazo, que no comprometería recursos públicos, sería circunvalar y conectaría entre sí a Bosa, Soacha, Facatativá, Chía, Cota y Zipaquirá, y a estas con Bogotá.
Esas líneas de metro sí resolverían la movilidad interna de Bogotá y los accesos y salidas a los municipios vecinos, lo que disminuiría notablemente el volumen de ingreso vehicular a la capital.
Ricardo Cuervo P.
Una curiosa decisión
Señor Director:
Es curioso, por decir lo menos, que la Corte determine si la droga o el alcohol es o no perjudicial en el trabajo. Son conocidos los accidentes que se producen por el uso de tales elementos en diferentes actividades laborales.
Para cualquier trabajo se requiere de lucidez, atención, precisión, reflejos, etc., en mayor o menor cantidad, y es bien sabido y comprobado que el licor y la droga las afecta. Se precisará de un especialista en cada labor para que determine si un empleado rinde a cabalidad bajo el efecto de estas sustancias. Los efectos son diferentes en unas y otras personas, y nunca en forma positiva.
Se tiene que separar el licor y las drogas de las actividades laborales, y que la Corte se pronuncie en lo de su competencia.
Celina Acevedo Plata
Bogotá
No solo las cesantías
Señor Director:
Me refiero a su editorial del martes pasado, ‘Costoso e ineficiente’, y a los artículos publicados sobre la corrupción que desde hace mucho tiempo se viene presentando en la Fiduprevisora y el Fondo de Prestaciones del Magisterio. Pues no solo es el problema en el pago de retrasos en las cesantías, sino también en lo relacionado con la salud. La demora en el pago de las cesantías es inadmisible, máxime cuando se tiene que pagar cantidad de recursos del fondo para pagarles a los abogados.
Pero también se vienen presentando corrupción e ineficiencia en la inclusión de factores salariales como la prima de Navidad y la denominada prima de Samper, puesto que para que se nos reconozca se tiene que poner abogado, a sabiendas de que deben pagarla. Una vez un abogado me decía que “menos mal que la niegan, porque si no de qué viviríamos los abogados”. En mi caso, el Fondo me viene negando mi pensión, no obstante haberle cotizado más de 33 años y tener 64 años, con el argumento de que me debe pensionar el seguro por haberme sido otorgada una comisión no remunerada.
Henry Sarabia Angarita
Profesor del municipio de Facatativá
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