Las mesas de VG-Tal están abiertas para compartir, incluso entre personas que no se conozcan. A lo largo de casi siete años, la sazón y la forma de atender de Solange Suárez ha creado un ambiente de comunidad.
Sol, como la conocen, practica el vegetarianismo desde hace 32 años. Va de mesa en mesa atendiendo, saludando, preguntando por la evolución de la salud de la gente, no porque sea doctora, sino porque muchos de los que asisten se hicieron vegetarianos buscando salud, como ella. Entonces se confían experiencias y ella comparte su gusto por ofrecerle a la gente alguna comida que le sea reconfortante entre su repertorio de recetas diarias.
Cada día hace un menú, como una gran mamá de los vegetarianos, y entre las opciones del día, ellos escogen. Son famosas sus empanadas, sus tortas y postres sin leche, ni huevos ni mantequilla, cuyo sabor ha llegado al punto de no extrañar estos ingredientes aparentemente tan básicos.
Sol puede llevar siete años con el restaurante, pero los 32 que lleva de vegetariana han sido para investigar la cocina y formas de llevar a la mesa unas hamburguesas que no pongan a nadie a extrañar las carnes (ni siquiera al recién ‘convertido’ a esta línea de alimentación o a un carnívoro que pueda aparecer).
De hecho, dicen que su hamburguesa de quinoa con hummus de garbanzo y mayonesa de soya, en pan de linaza, es uno de los platos estrella de la casa.
“Tenemos filetes de tofu a la plancha, ensalada raita (de pepino con yogur) y todos los días hay arroz integral –enumera Sol–. Tenemos una ensalada VG-Tal que lleva cama de lechugas, yacón, tomate, aguacate, algas marinas y crispi de arroz, entre otras cositas”.
La oferta de VG-Tal tiende a buscar ingredientes orgánicos. El sueño es que algún día todos lo sean. Sus platos del día van rotando (difunde lo que hay por medio de Instagram y el público va reservando) y ya tiene clásicos, pero también tiene platos de estreno como el risotto al funghi, hecho con porcini, un hongo que no es fácil de conseguir, ni económico.
Su constante búsqueda por que ser vegetariano o vegano no obligue a nadie a privarse de sabores, la ha llevado a buscar y a encontrar productos como el queso y el arequipe de almendras que no solo usa para el restaurante, sino también para distribución.
“Si usted prueba este arequipe y le digo que no tiene leche, me dirá que es una mentira”, dice dispuesta a proponerle el reto de catación a cualquiera.
Ya le ha pasado con otras recetas: gente que no puede creer que el queso de sus sándwiches no tenga origen animal, o quienes creen reconocer el pescado en su ceviche de champiñones con crocante de algas marinas (las algas son el secreto, revela).
Busca acabar con la idea de que lo vegetariano es casi comida de hospital o que se reduce a ensaladas de lechuga, zanahoria y apio, explica su hija Ana María Pulido. No hay azúcar, aunque emplean la panela. Los jugos no se hacen con producto congelado, ni siquiera los preparan con mucha antelación para evitar que pierdan frescura.
Por las mañanas, ofrecen zumos vegetales y si a la hora del almuerzo se quiere probar las empanadas o su ya famosa torta de naranja, tiene que llegar temprano, porque son de esas cosas que vuelan.
Datos importantes
VG-Tal. Carrera 12A n.° 79-26. Abierto de lunes a viernes, de 11 a. m. a 6 p. m., y los sábados, hasta las 5 p. m. Reservas: (1) 631 6641.
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