Hace relativamente pocos años, las galerías en Bogotá se contaban con los dedos de las manos. Era una labor a la cual casi nadie se le medía.
Creer, y sobre todo crear una galería, parecía, entonces, un salto hacia lo desconocido, casi un acto heroico enfocado en la posibilidad de mover la economía desde la cultura e incentivar la adquisición de obras.
Mejor dicho... casi nada. Pero luego de eso, factores sociales, económicos y de organización del sector abonaron el terreno para el crecimiento de un escenario en la ciudad que ya cuenta con 46 galerías.
Un hecho que, de entrada, es evidencia de crecimiento de la demanda, y también de la ampliación de espacios para los artistas y visibilización de sus obras.
Ser galerista no es tarea nada fácil. Es una responsabilidad que implica conocimiento; seleccionar y representar a los artistas que reflejen la línea de trabajo en la que se inscribe su galería y, por supuesto, crecer con ellos. Y, además, hacer de ese espacio de exhibición una plataforma para el fortalecimiento de las artes; labor que por supuesto nada tiene que ver con el mero hecho de ser vitrina o punto de venta.
Quienes se dedican a esta labor hacen de la pasión por el arte su fortaleza y, sin duda, asumen el riesgo –como cualquier empresario– de apostar por una idea.
De las más de 40 galerías de Bogotá, tres celebran importantes cumpleaños por estos días. Razón de más para el reconocimiento por mantenerse fieles a su visión.
LA galería, dirigida por Luis Aristizábal, y Nueveochenta, dirigida por Carlos Hurtado, celebran su décimo aniversario. La primera, fue el 17 de enero; la segunda, el próximo 1.° de marzo.
En tanto que Neebex, dirigida por Thierry Harribey, llega a su quinto cumpleaños el próximo jueves.
Por sus salas y desde diferentes enfoques se ha ido construyendo un escenario para el arte contemporáneo, y han sido soporte para el intercambio de contenidos de diferentes artistas del país.
Tres lugares que desde diferentes orillas trabajan por hacer del arte un instrumento para una mejor sociedad.
Definitivamente, hablar de heroísmo sigue siendo vigente.
NELLY PEÑARANDA
Crítica de arte