Señor Director:
Sin duda, la bici es un medio de transporte agradable, aunque no hay cobertura total ni eficiente de ciclorrutas. Y es necesario, en gran parte, transitar por calles al lado de vehículos cuyos conductores no respetan y pareciera que odian a los ciclistas. Es preciso reconocer que además falta cultura de los ciclistas y peatones para el buen uso de la bicicleta. Ojalá muy pronto las autoridades mejoraran la seguridad, la infraestructura y las vías para este medio de transporte.
En cuanto al día sin carro, es un buen momento de reflexión para evaluar la alta contaminación y la debilidad del sistema de transporte público en nuestra capital. Es palpable el deterioro de TransMilenio por falta de mantenimiento de estaciones, de más buses, de otras troncales y de autoridad, sin la cual es imposible acabar con los colados. También es evidente el fracaso del SITP: ¿por qué los buses azules, en su mayoría, circulan vacíos mientras que los ‘SITP provisionales’ siguen llenos, como antaño?
Definitivamente, los grandes retos de Bogotá se centran en el mejoramiento de la infraestructura vial, sistemas de transporte modernos, eficientes y no contaminantes; y, por supuesto, en el ejercicio de la autoridad, aunado a cultura ciudadana.
Roberto Martínez Dussán
* * * *
Señor Director:
Bien por el día sin carro particular, que, entre otras cosas, mostró la cantidad de vehículos con placas especiales. ¿Cuántos hay?
Las mediciones de contaminación dirán cuánto bajó, pero urge que controlen las emisiones de gases del transporte público. Y del mismo SITP.
Hay también mucho carro viejo que no es de Bogotá, pero contamina aquí. ¿Pagan impuestos aquí?
En resumen, se necesita autoridad.
Pedro Samuel Hernández
Bogotá
Cuando solo robaban los ladrones
Señor Director:
Tiene razón el médico Fernando Sánchez Torres cuando, en su columna ‘Penuria ética’ (30-1-17), afirma que “lo que era bueno ayer es malo hoy, y viceversa”. Antes, cuando solo robaban los ladrones, la justicia funcionaba con eficiencia y los castigaba. Pero desde que mucha ‘gente de bien’, con poder político y económico y bien preparada, empezó a robar en forma, la función pública y privada se corrompió, el país comenzó a retroceder, la justicia se degradó y la sociedad se contaminó, al punto de convertir la deshonestidad, viveza y trampa en virtudes, y la ética, rectitud y honradez en taras. Es imperativo que el pueblo rodee y respalde al Fiscal, al Procurador y al Contralor, que intentan desenmascarar y judicializar a los delincuentes de cuello blanco, ojalá sin que la justicia patrocine vencimientos de términos ni conceda mansiones por cárcel. Sobre los politiqueros de siempre, ya da risa verlos prometer “ahora sí”, su lucha frontal contra la corrupción, pero si ganan las próximas elecciones. ¿Quién les sigue creyendo?
Luis Iván Perdomo Cerquera
Bogotá
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