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'Izquierda y fuerzas alternativas deben unirse en defensa de la paz'

Clara López propone consulta interpartidista amplia, para escoger un candidato presidencial único.

YAMID AMAT
Por fin, la actual ministra del Trabajo, Clara López Obregón, fija nítidamente su posición sobre su futuro, en momentos en que se la menciona insistentemente como posible candidata a la presidencia de la república.
La ministra propone que se cree una gran convergencia política para defender la implementación y los acuerdos de paz, y anuncia que si antes del final de mayo existe esa posibilidad real de crear una convergencia para poner en marcha la paz, se irá del Ministerio para hacer parte de la dirección de ese movimiento. Pero aclara que si eso no se logra, continuaría en el gabinete como ministra del Trabajo.
La alta funcionaria sostiene que en esa convergencia hay que “darles la mano” a los desmovilizados de las Farc y denuncia que contra ellos se está creando una especie de ‘apartheid’.
La inscripción sobre candidatura dentro del Polo se cerró el 31 pasado, y usted no se inscribió. ¿Es que no aspira definitivamente a ser candidata presidencial?
Durante los últimos días, cuando se agitó el tema de las precandidaturas, un sector muy amplio del Polo, respaldado por más de 5.000 firmas, más un sector del Ejecutivo Nacional del Polo inscribieron mi candidatura ante el partido dentro de las fechas señaladas. Pero allá tomaron la determinación de decir que hay un candidato único, que es el senador Robledo.
Y ¿qué piensa de eso?
Que él tiene todo el derecho a aspirar a ser el candidato del Polo; lo que se lamenta es que no hayan seguido el ejemplo democrático de Carlos Gaviria, cuya candidatura fue fruto del congreso del partido y se sometió a una consulta después de haber obtenido una votación sin antecedentes en la izquierda.
¿Qué piensa entonces hacer?
Tenemos un compromiso con el futuro del país en paz, para llegar a consensos y acuerdos; ¿qué es lo que reclama la sociedad? Está cansada de polarizaciones y de señalamientos. Nosotros lo que planteamos, y lo he dicho antes de entrar al Ministerio, estando en el Ministerio y lo diré cuando salga del Ministerio, es que se necesita una gran convergencia democrática que ponga en primer plano la defensa de la materialización, implementación y cumplimiento de los acuerdo de paz. Eso implica grandes reformas, supone conducir a la sociedad por un camino distinto e impone que todas las fuerzas alternativas y de izquierda busquen un camino para encontrar una candidatura única que pueda hacerle frente al riesgo de que vayamos a tener un retroceso en materia de paz.
¿Pero ese ya no es Robledo?
No, porque él es el Moir, que es apenas una fracción del Polo. El futuro que defendemos quienes luchamos por el aseguramiento de la paz es una convergencia de todos los sectores para defenderla.
¿Una convergencia que se buscaría a través de qué mecanismo?
El Polo Democrático tiene sus estatutos y su congreso nacional, y si en el congreso no se define la candidatura porque nadie alcanza una mayoría calificada del 60 por ciento que imponen los estatutos, pues se hace una consulta electoral pública. Y después buscar en consulta interpartidista una más amplia convergencia para defender la paz, no una candidatura para dividir posiciones frente a la paz.
¿Usted aspira a que haya un solo candidato de convergencia?
Pongámoslo de esta manera. La convergencia tiene que ser programática, uno no puede hacer convergencias diciendo con quién no la hace, sino diciendo alrededor de qué temas la hace. No es firmar un papel, sino asumir un compromiso confiable sobre la paz y contra la corrupción.
¿Pero combatir la corrupción solo con declaraciones?
No. Con hechos. Mire: ha fracasado el modelo de control posterior que sustituyó al previo en la Constitución del 91. La Contraloría pasó a hacer solamente control posterior, y de manera inexplicable lo poco que le quedaba de control concurrente, de control preventivo, que era el instrumento del control de advertencia, le fue cercenado. Entonces tenemos el peor de los mundos, en el que todo el mundo grita corrupción, pero mucho tiempo después de que pasó.
¿Cuándo se debe ejercer el control de advertencia?
Cuando se tengan elementos de juicio suficientes para pensar que algo anda mal. Ahí se debe paralizar el proceso contractual o la formación de la norma hasta que se verifique que todo está acorde con la ley. Hoy ya existe esa comisión. Se llama la Comisión Nacional de Moralización. Pero hay que activarle mayor capacidad.
¿En la convergencia que usted propone estarían las Farc?
Una convergencia debe ser amplia y debe incluir a quienes quieran participar, y, claro, a las Farc en el evento en el que estén preparados para ello. En lo que yo no puedo estar de acuerdo es en lo que estoy viendo: la tentación en algunos sectores políticos de estarles haciendo una especie de ‘apartheid’ político.
¿Cuál es su teoría?
Que casi todos defienden las alianzas, pero dicen: con todos, menos “con esos”. Generar ese 'apartheid' político es muy inconveniente para la materialización de la paz en nuestro país. Tenemos que conversar con todos.
¿Qué es lo que está provocando el surgimiento de ese ‘apartheid’ contra las Farc?
Me imagino que las matrices de opinión del pasado pesan muchísimo, sin lugar a dudas; uno tiene que respetar lo que piensa la gente, pero la materialización de la obligación de construir la paz nos compromete a todos los colombianos.
¿Para hacer qué con las Farc?
El país ha visto a los antiguos guerrilleros movilizándose por todos los medios de transporte: a pie, a mula, a caballo, en lancha, en volqueta, llegan a sus sitios de concentración para iniciar la dejación de armas, el tránsito a la legalidad y la reincorporación a la vida civil; hay que darles la mano. No tratar de señalarlos y apartarlos para no abrir las puertas de la sociedad. Cuando todo ese sector se somete a la Constitución y a la institucionalidad, ningún dirigente de opinión debe ahora decir que la sociedad no los va a aceptar. Eso es inadmisible.
¿Qué quiere decir, ministra, hay que darles la mano?
Aceptarlos. ¿Usted qué hace con alguien que llega? ¿qué hizo en el evangelio el padre del hijo pródigo? A mí me enseñaron siempre las obras de la misericordia, pero las obras de la misericordia en su acepción civil no se las enseñan a nadie. Son: la solidaridad, la compasión, el respeto por la dignidad del otro y, desde luego, la justicia social; entonces, esos elementos hacen parte del proceso de reencuentro de la sociedad con la reconciliación.
¿Usted está dispuesta a ponerse al frente para crear conciencia nacional de este movimiento de convergencia?
Claro que sí; la convergencia para el posconflicto y la paz la necesita el país.
¿Es decir, en retirarse del Gobierno en el momento que sea para asumir la dirección de este movimiento?
Sí. Yo me metería a trabajar con los demás que están con esta misma idea. Serán uno o varios quienes acaudillen. Yo sí no me considero única. Lo importante es centrar la atención en los objetivos, sin mezquindades grupistas ni vanidades individuales.
Pero ¿usted sí está dispuesta a hacer esto?
Yo estoy dispuesta a participar en la construcción de una convergencia que le dé garantía a Colombia de una paz duradera, sostenible, con profundas reformas de gran calado social y con una lucha contra la corrupción, no de estridencia sino de prevención para proteger los recursos para construir la nueva sociedad.
¿Y el Ministerio?
Hay que seguir trabajando intensamente por la formalización laboral. Hemos expedido una resolución que establece la interpretación conforme a la Constitución y la ley para frenar todo este fenómeno de la tercerización indebida. Hay un sector de empresarios partidario de los contratos indirectos a término fijo, por servicios, pero hay otro partidario de formalizar los trabajadores. El año pasado logramos 56 convenios de formalización laboral. En este mes habrá formalización de más de 3.000 trabajadores en Avianca.
¿Toda esta tarea la va a proseguir desde el Ministerio o desde la convergencia?
Pues, a mí me encantaría si pudiéramos lograr la unidad en el partido y hacer la convergencia amplia para generar este nuevo país.
¿Pero no como candidata del Polo?
No. Primero, porque está dividido y lo único que sana la división es la democracia, y quienes hoy controlan el aparato no lo son. Cuando se esfuma la democracia se aleja la convivencia.
¿Y eso es muy difícil unirlo?
Yo no puedo intervenir en política, pero creo que las diferencias, más que de vanidades, son profundas, porque tienen que ver con la paz, tienen que ver con la necesidad de la convergencia y tienen que ver con la manera en que se ejerce la oposición. Mire: si nos dividimos, y me refiero de manera amplia a la sociedad, se nos puede dañar la paz.
¿Usted está dispuesta a hacer parte de este comando para conducir al país en esta convergencia o no?
Sí. Si antes de final de mayo se puede verificar, si hay la voluntad y la posibilidad real de generar una convergencia, me iría del Ministerio. Pero si no la hay, pues me quedo, si así lo decide el Presidente. Pero si salgo, no lo voy a hacer para salirles a las peleas de Robledo. Eso no tendría ningún sentido. Pero si yo veo que ciertamente hay una clara opción de convergencia, me retiro… La decisión no es sencilla ni irreversible, teniendo en cuenta que el Presidente ha conformado el gabinete de paz, del posconflicto del cual hace parte el Ministerio del Trabajo.
Por supuesto, usted no piensa en una convergencia de sectores de izquierda…
Nooo. La convergencia es con la gente sin partido, con los jóvenes, con los verdes, con el Polo, la ASI, una cantidad de gente independiente. Inclusive está el Partido Liberal. Hay grandes reservas: Claudia López, Sergio Fajardo, Humberto de la Calle, Iván Cepeda, Juan Fernando Cristo, Roy Barreras, Aurelio Irragorri, Piedad Córdoba y muchos más. Yo lo que veo es que se está abriendo paso una gran oportunidad entre todos los sectores que quieren defender la paz. Entonces usted lo que tiene que hacer es establecer un mecanismo de consulta democrática, sí, alrededor de una plataforma de reformas que permita conciliar al mayor número de figuras con opción presidencial que están aspirando.
¿Y después que se hiciera una consulta?
Esa es una opción, y la otra es que haya una consulta de alternativos y una consulta de Partido Liberal y ‘la U’, muchas variantes, pero que nos acordemos.
¿Sería un acuerdo entre todos esos sectores que no están con Germán Vargas Lleras, para enfrentarlo?
Sería una especie de tarjetón, con todos los líderes caracterizadamente comprometidos con desarrollar los acuerdos de paz y las reformas sociales para conformar un gobierno de coalición programática. Y que en él vayan todos los aspirantes juntos: los 4 o 5 del Partido Liberal, los del Polo, los verdes, los independientes, etc. Una consulta ciudadana de dirigentes, no de partidos.
Debe ser una consulta con los dirigentes decididamente comprometidos con la paz. Y como sería una consulta ciudadana, usted le quita el estigma de que son unos partidos allá amangualados; no, eso no es una manguala, es buscar que la gente abra espacios de proyección de país, necesitamos un nuevo país.
YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO
YAMID AMAT
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