Para Kailash Satyarthi, premio nobel del 2014, el mundo hace demasiadas promesas sobre los niños, pero estas no se cumplen. La explicación la encuentra cuando expone que en el globo se invierten 1,8 trillones de dólares en defensa y guerra cada año, mientras el gasto en los niños no es ni una cuarta parte de eso. El mundo debe indignarse con la cifra, apuntó el indio, que ha sacado de la esclavitud a 85.000 niños.
La observación se dio en el panel de paz y educación, que también invitó a expertos como Marcelo Kohen, profesor del Instituto Internacional de Derecho (organización laureada en 1904), y Ouided Bouchamaoui (Túnez, laureada en el 2015 dentro del llamado Cuarteto de Túnez).
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“El hombre ya está llegando a Marte, pero todavía hay niñas prostitutas y niños que trabajan en las minas. Principalmente son los jóvenes del mundo los que tienen que cuestionar a sus Gobiernos por qué no priorizan los niños”, comento Satyarthi.
En el mundo globalizado y con los riesgos de racismo y segregación latentes, se hace necesario formular una educación que tenga en cuenta la diferencia no solo dentro del propio país, sino hacia afuera. Es así como Kohen reseñó su propuesta de cultivar un mundo más tolerante. “En las escuelas se enseña la Constitución de cada país, para crear ciudadanía y enseñar las leyes propias. Pero lo que yo digo es que también en la escolaridad se debe insertar una cátedra que forme a los jóvenes en derecho internacional; así se comprenderá y respetará a los demás países”.
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Y es que, aunque parezca lugar común, la educación fue señalada como la clave para lograr la paz. Puntualmente, Ouided Bouchamaoui recordó que fue la educación obligatoria hasta los 16 años (en su país) la que logró formar una generación más crítica y reflexiva, nada menos que la misma que en enero del 2011 derrocó a un gobierno y dio inicio a la conocida Primavera Árabe.
BOGOTÁ