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Editorial: Cien años de soledad

Editorial: Cien años de soledad

Se cumplen 50 años de la obra maestra de García Márquez; la misma que nos une como colombianos.

03 de febrero 2017 , 08:46 p. m.

Gabriel García Márquez con un ejemplar de la primera edición de 'Cien años de Soledad' sobre su cabeza. Foto: Archivo. 1967.

'Cien años de soledad' sigue siendo, cincuenta años después de ser publicada por la editorial argentina Suramericana, el gran poema nacional que –con el oído de la poesía, frase por frase– consigue resumir nuestra Historia y nuestra sociedad en el paisaje de Macondo y logra retratar a dos personajes fundamentales que aún hoy suelen encontrarse en Colombia: el patriarca que se regodea en el fracaso de su estirpe y la madre que carga a su familia como a un fardo para evitar que se le venga encima el desastre.

Gabriel García Márquez, su autor, escribió otras obras maestras: 'El coronel no tiene quien le escriba', 'Crónica de una muerte anunciada', 'El amor en los tiempos del cólera'. Pero 'Cien años de soledad' es una biblia, un mundo entero, una de las joyas principales de la literatura en español.

Desde el principio fue reconocida como una obra principal. García Márquez se jugó su vida por escribir la saga de los Buendía –y su propia familia lo acompañó en la apuesta– en medio de la precariedad económica. Pero desde su publicación, en mayo del 1967, fue claro que se trataba de un amor correspondido: que esa recreación de la voz envolvente con la que su abuela le contaba los cuentos, y esa puesta en escena de un mundo nostálgico, más triste que festivo, que había estado esperando ser notado y sucedía en círculos como los mundos míticos, pasaba de mano en mano entre los lectores, y que los lectores bajaban la guardia ante sus páginas como suelen hacerlo ante las obras maestras.

Se llama “obra maestra” a un relato que ha encontrado su lenguaje ideal, a un relato en donde comienzan y comenzarán los textos de los narradores que vienen y vendrán después. Luego de 'Cien años de soledad' vinieron cientos de imitadores desafortunados y decenas de discípulos amados. Pero estamos aquí celebrándolo, cincuenta años después, porque resulta imposible duplicar su fluidez, su poesía, su juego. Si algo volvió a impresionar en la apertura del Hay Festival de este año, un homenaje a la obra de García Márquez en su Aracataca natal, fue su prosodia hipnótica, su manera de ir avanzando como un fenómeno de la naturaleza, como la música.

Como se notó en el homenaje de Aracataca, una conversación ante unos cien lectores, este 2017 también se cumplen 90 años desde que Gabriel García Márquez nació y 35 desde que recibió el Nobel de Literatura. Y quizás hacerle un homenaje a 'Cien años de soledad', escrita en Ciudad de México durante dieciocho meses, entre 1965 y 1966, sea la mejor manera de comenzar las celebraciones.

Se ha dicho más de esa novela que de todas las demás de su tiempo. Se ha festejado su existencia sin titubeos, y se hizo hasta el cansancio cuando García Márquez era un hombre joven. Pero jamás sobra conmemorar lo que nos une: este texto en veinte partes, por ejemplo, que sigue enseñándonos mucho sobre ser colombiano y sigue llamándonos a sacudirnos la tentación de no alcanzar “una segunda oportunidad sobre la Tierra”.

Resulta curioso que 'Cien años de soledad' solo esté cumpliendo cincuenta. Por su repercusión, por su presencia, podría pensarse que ha existido siempre.

editorial@eltiempo.com

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