Shirin Ebadi, premio nobel 2003, vino a Colombia desde Irán (Oriente Medio). Desde su juventud se destacó por ser una eminente abogada, tan exitosa que fue la primera mujer de su país en convertirse en jueza, y luego en presidenta de la Corte Suprema. Hasta que llegó la dictadura islámica (1979), y los logros que ella y otras mujeres habían conseguido casi que fueron arrojados a la cesta de basura.
Sin embargo, Ebadi decidió no exiliarse y mejor le apostó a luchar por los derechos de ellas y de los más pequeños.
¿Qué ha significado ser la la primer mujer musulmana en ganar el Nobel de Paz?
En realidad, este premio me dio luz y les mostró nuestro trabajo a mujeres de otros países que también trabajan por los derechos de género. Fue un impulso para todas.
Hasta 1979 usted fue jueza, pero la Revolución islámica la despojó de su investidura por ser mujer. ¿Cómo asumió tal opresión?
Abrí mi propia oficina de abogada y concentré mi trabajo en tratar de mejorar las interpretaciones que el Gobierno de Irán le da al islam en cuanto a las mujeres, porque están en la interpretación equivocada. Después de la revolución, muchas leyes discriminatorias aparecieron contra las mujeres, pero yo he demostrado, con mis actividades, que esas leyes se pueden y se deben modificar.
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El Gobierno le ha removido en varias ocasiones su tarjeta de abogada; incluso, la llevaron tres semanas a la cárcel por evidenciar actos criminales del Estado. ¿Cómo ha conseguido mantenerse firme?
Cuando tú crees en la causa que defiendes, nadie ni nada puede detenerte, siempre y cuando te mantengas trabajando en ella. Para mí ha sido suficiente con creer en las causas que defiendo.
Los niños también han sido parte de su activismo, de hecho, creó la Asociación Para la Defensa de los Derechos de la Niñez...
Esta organización la creé con el apoyo de un nutrido número de colegas, porque también queremos mejorar la situación de tantos niños que sufren en Irán. Tras la revolución, otras malas leyes se aprobaron; por ejemplo, la edad permitida para aplicar la pena capital se bajó a 18 años, la cual creo que es una edad demasiado temprana. En cuanto a matrimonios infantiles, es grave lo que se presenta, porque desde los 13 años ya no es un crimen que una niña sea casada con un hombre; y para los niños, se les permite desde los 15. Seguiremos trabajando para conseguir que estas malas leyes se depongan.
La dictadura aún es muy fuerte en Irán, ¿cómo se sueña a su país?
Deseo que Irán sea democrática, libre, y que la diferencia entre ricos y pobres sea más pequeña. Sueño con que personas de diferentes religiones y diferentes corrientes del islam, que viven allí, puedan estar tranquilas.
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¿Qué opina del proceso de paz colombiano?
Estoy complacida de lo que está ocurriendo y felicito a todos los ciudadanos. Muy grato que tras más de 50 años se hayan decidido por el diálogo. Ahora todo el país debe estar muy pendiente de las víctimas, para que sean reparadas y no se repitan sus historias.
¿Encuentra relaciones entre Irán y Colombia?
En Irán hay una dictadura, y la gente es mantenida en la ignorancia para que no tenga las armas para rebelarse; es muy complejo. En Colombia, en cambio, hay una democracia que avanza.
BOGOTÁ