En el mundo según Donald Trump, los aliados se tornan en enemigos y los antiguos enemigos parecen los mejores socios. Eso, al menos, es lo que al parecer está dejando por sentado el nuevo presidente de EE. UU. con sus primeras intervenciones diplomáticas desde que llegó a la Casa Blanca.
Esta semana fueron filtradas al público dos conversaciones que el magnate sostuvo el fin de semana con los líderes de México y Australia, dos de los principales socios de EE. UU., en las que el tono estuvo lejos de ser amigable.
De acuerdo con reportes de prensa en ambos países, Trump prácticamente le colgó el teléfono al primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, después de que este le insistió en un pacto acordado con Barack Obama bajo el cual EE. UU. recibiría a 1.250 refugiados, actualmente, en este país.
La Casa Blanca trató de minimizar el rifirrafe, pero este jueves el mismo Trump confirmó su malestar en un tuit en el que catalogó el acuerdo de “estúpido” y dijo que lo revisaría. Según fuentes cercanas a la Oficina Oval, la llamada con Turnbull fue la quinta en serie que tenía Trump con otros líderes mundiales, y el mandatario se encontraba un poco agotado y corto de paciencia.
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El Gobierno australiano, más diplomático, aseguró que lo importante era que Trump se había comprometido a cumplir y se negó a dar más explicaciones. Pero sí hizo saber su malestar por la filtración a la prensa.
Australia fue de los pocos países que salieron en respaldo de la orden ejecutiva con la que se congeló el programa de refugiados y el ingreso al país de ciudadanos de 7 países de mayoría musulmana.
El magnate también habría casado una nueva pelea con el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, quien canceló una visita a Washington después de que Trump insistió en que le hará pagar por un muro entre ambos países. Según la agencia AP, que dijo haber obtenido una transcripción de la charla que sostuvieron el sábado, el republicano habría amenazado con enviar tropas a México si este país no lograba controlar a los ‘bad hombres’ del narcotráfico y la inmigración ilegal. El Gobierno mexicano negó humillaciones o amenazas, pero este jueves CNN confirmó el intercambio y citó fuentes de la Administración según las cuales la conversación no había sido tan hostil y que Trump habría ofrecido “ayudar” a Peña Nieto con la frontera.
Cualquiera de las dos que sea la real, el tono con su tercer socio comercial y vecino no dejó de sorprender. Como tampoco el hecho de que la charla también se filtró.
“Cuando escuchen algo sobre las fuertes llamadas que estoy teniendo no se preocupen. Son fuertes y es hora de que seamos fuertes porque todos se han estado aprovechado de EE. UU. y eso ya se acabó”, dijo Trump. México y EE. UU., de hecho, confirmaron que las negociaciones para reformar el acuerdo Nafta inician en 90 días.
Paralelamente, EE. UU. elevó el tono con Irán, al que amenazó con retaliaciones si no suspende sus pruebas con misiles balísticos, capaces de portar una bomba nuclear. De hecho, Trump prepara un nuevo paquete de medidas para castigar a Teherán.
En la dirección contraria, el Departamento del Tesoro levantó algunas de las sanciones que pesaban contra Rusia y que fueron endurecidas por Obama por la supuesta intervención de Moscú en las elecciones. De acuerdo con Eliot Cohen, director del programa de Estudios Estratégicos en la Universidad de Johns Hopkins, el problema con Trump es que sus políticas no parecen guiadas por objetivos, sino por su temperamento.
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“Esta situación, antes que mejorar, tenderá a empeorar en la media en que el poder intoxique más a Trump y a quienes lo rodean. El peligro es que en el proceso colapsen las alianzas políticas y comerciales, crezca la polarización y hasta terminemos enfrascados en nuevas guerras”, dijo.
De otra parte, Trump prometió “destruir” una ley que limita la participación y el apoyo a actividades políticas de los credos religiosos, en un discurso en el que aseguró que su gobierno hará “todo lo posible” para proteger la libertad religiosa. “Me voy a deshacer (de ella) y destruiré totalmente la ‘enmienda Johnson’ y permitiré que nuestros representantes de la fe hablen libremente y sin temor a represalias”, afirmó.
Schwarzenegger le responde al presidente
El actor Arnold Schwarzenegger le sugirió este jueves al presidente de EE. UU., Donald Trump, intercambiar trabajos después de que el mandatario estadounidense se burló de los índices de audiencia de su antiguo programa ‘The Celebrity Apprentice’. “Hey, Donald, tengo una gran idea. ¿Por qué no intercambiamos trabajos? Tú te haces cargo de la televisión, ya que eres tan experto en los índices de audiencia, y yo me hago cargo de tu trabajo, y así la gente puede finalmente dormir tranquila de nuevo”.
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SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
Washington
En Twitter: @sergom68
*Con información de REUTERS