Mancho o Germancho la tiene clara: cada semana o, mejor, cada día debe llamar la atención de los medios de comunicación y, de paso, de los colombianos a través de apariciones sorpresivas, frases altisonantes, expresiones salidas de tono o regaños a sus subalternos.
Hace unos días fue con la presentación en sociedad de su nuevo cachorro, el bulldog francés Mancho, en plena entrega de viviendas gratis en algún rincón de Colombia. Antes lo había hecho con el anuncio público del matrimonio de su ministra de Vivienda, quien había mantenido con cierto celo el secreto de su casamiento. Luego vino la destemplada frase sobre los “venecos”, quienes, aseguró, no tendrán acceso a los programas sociales del Gobierno. En fin, llevamos varios días con Germán Vargas Lleras (o Mancho) dando titulares, fotos e insumos para animar al público general.
Mancho entendió que hacer campaña a la presidencia tipo Trump sirve, y sirve bastante. Por eso no importa si debe hacer el ridículo tomándose fotos y llevando a los eventos a su novísimo perrito homónimo, o si debe lanzar dardos contra nuestros hermanos venezolanos, quienes ya bastante padecen con Maduro para ahora tener que aguantar los embates del vargasllerismo. Sin embargo, así va Mancho cultivando su electorado: afianzándose en el rencor y resentimiento hacia los vecinos, como lo hizo Trump con los mexicanos; o llamando la atención por sus salidas inesperadas y humanas, mostrándose como el hombre amigo de los perros o el patrón más regañón.
Mancho, quien antes guardaba prudente silencio por respeto a su jefe e iba de pueblo en pueblo entregando sus casitas y abriéndoles paso a sus carreteritas, perdió el filtro y ahora le jala a todo y habla de todo. Es evidente que Mancho ya no está de vicepresidente, pero aprovecha que las cámaras y los micrófonos aún lo siguen para mojar prensa como nunca lo hizo en su vicepresidencia ejecutiva.
Claro que Mancho no habla de los temas que son de su resorte y resultan de verdadero interés para el país. ¿Por qué no responder a tantas inquietudes que hay sobre los avales de su partido, Cambio Radical, en La Guajira? ¿Por qué no dar la cara por las Oneidas, los ‘Kikos’ y los Fabios que, como han demostrado las investigaciones, terminan seriamente enredados en actos irregulares?
Tal vez sería bueno que Mancho hablara con los medios de comunicación, pero (oh, sorpresa) al igual que Trump, él no es muy amigo de los medios. Poco se lo escucha en entrevistas y tiene claramente identificados a sus enemigos en la prensa con quienes NUNCA va a hablar. ¡Ay, Mancho! ¿Entonces qué hacemos?
¿No será que a Álex Char le corresponde al menos un coscorrón, de esos que anda propinando Mancho a diestra y siniestra, como sanción por haberles dado el visto bueno a estas joyitas del norte del país? No podemos olvidar que al público le gustan esas ‘levantadas’ en vivo y en directo, y así, mostrándose como el jefe montador y 'bully', seguro que Mancho logra acercarse más al ejemplo que Trump nos dio en las pasadas elecciones gringas: hay que atropellar y hay que maltratar para brillar.
Ojo con (Ger) Mancho, que ahora sí está haciendo campaña de frente. Ya pasaron los días del discreto Vargas Lleras de casco y botas poniendo ladrillos y abrazando señoras. Llegó con la lengua suelta y las ansias de ser el gallo que más canta en el corral, cueste lo que cueste. Ahí nos corresponde a los medios ser los más responsables para entender que no todas las locuras de un candidato valen para ser reproducidas, porque hay mucho votante que, solo por llevar la contraria, vota por el loquito.
#PreguntaSuelta: ¿en qué irá a parar la historia del ‘La ciudad y los toros’?
Juan Pablo Calvás
@Colombiascopio