Luego de reunirse con su máxima aliada en Occidente, la canciller alemana Angela Merkel, el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, alertó este lunes en Berlín sobre el deterioro de la situación en el este de su país y llamó a Occidente a presionar a Rusia a negociar, luego de los combates que se presentaron entre el domingo y el lunes entre militares ucranianos y separatistas rusos, que dejaron siete soldados muertos y 17 heridos.
Merkel, por su parte, indicó que en la práctica se rompió el actual alto el fuego en Ucrania, que llevaba varias semanas en pie, pese a las múltiples violaciones previas de ambas partes.
"Acabamos de conocer que en las últimas horas el alto el fuego ya no existe, que hay soldados muertos" y que la situación en la zona de conflicto "es preocupante", señaló la canciller.
Según el relato del presidente ucraniano, cinco militares ucranianos murieron ayer y doce resultaron heridos, y esta mañana otros dos fallecieron y cinco más fueron heridos, a causa de los ataques de artillería desde núcleos urbanos del Donbass, controlados por los rebeldes.
Poroshenko aseguró además que desde el lado ruso no han recibido explicaciones, pese a haberlas exigido, ni tampoco han dado respuestas a la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), encargada de supervisar sobre el terreno el alto el fuego.
Los acuerdos de Minsk
Ante el agravamiento de la situación, el presidente ucraniano consideró que es importante llevar de nuevo a Rusia a la mesa de negociación con "suficientes argumentos" para poder "implementar completamente" el Acuerdo de Minsk.
Este pacto, sellado entre Kiev y Moscú a principios de 2015 con la mediación de Berlín y París, contempla la normalización de la situación de seguridad en la zona, como exigía Ucrania, a cambio de una mayor autonomía para la región y otras condiciones políticas, que demandaban los prorrusos.
No obstante, su implementación lleva meses bloqueada por las diferencias entre ambas partes: Kiev exige que se avance en el desarme de la zona de conflicto, mientras los rebeldes prorrusos exigen el cumplimiento de los apartados políticos del Acuerdo de Minsk.
Poroshenko reclacó que hay que asegurar el "componente de seguridad" de este acuerdo, para el que "no hay alternativa", con el objetivo de que "acaben las muertes", muchas de ellas civiles.
Por eso, "para llevar al lado ruso a la mesa de negociación", exigió que no se rebaje la "presión" sobre Moscú, en alusión al debate sobre las sanciones a Rusia que tiene lugar tanto en EE. UU., desde la llegada de Donald Trump a la presidencia, como en la Unión Europea (UE), donde algunos países se han mostrado reacios a prolongarlas.
"Si no es el caso (de que Rusia se siente a negociar), creemos que las sanciones no sólo no deberían retirarse, sino que deberían reforzarse", manifestó Poroshenko.
En este sentido, el presidente agradeció la "posición de principios" de la canciller alemana en esta cuestión, pues siempre ha abogado por mantenerlas hasta que Moscú cambie de postura en el conflicto ucraniano.
Merkel, por su parte, reiteró que considera que las negociaciones entre Moscú y Kiev, con la mediación franco-alemana, son "el camino correcto" para lograr la "estabilidad política" y preservar la "integridad territorial" de Ucrania.
Asimismo, sostuvo que Alemania hará "todo lo posible" para que el Acuerdo de Minsk, principal resultado de la negociación, salga adelante.
La canciller reiteró que se mantendrá "del lado" de Ucrania tanto para la resolución de esta crisis política como para afrontar sus problemas económicos, que derivaron en un "difícil programa" del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Merkel aplaudió la puesta en marcha de reformas en Ucrania y se alegró de que la economía siga creciendo en este país de Europa del Este pese a encontrarse en "tiempos duros".
Berlín (EFE).