Señor Director:
Qué bueno que entre en vigencia el nuevo Código de Policía, pues el otro era obsoleto. Por eso ve uno tantos escombros en las zonas verdes, pues la gente, además de ignorar sus deberes ciudadanos, no le teme a nada. Las rondas de los caños amanecen todos los días llenas de tejas, vidrios toros, muebles, escombros, etc. Otra cosa que lleva a constantes discordias es la tenencia de mascotas. No todos llevan bolsa ni los perros agresivos, bozal. Mucho de esto, o el orinar en los parques, es ‘cultura ciudadana’. Pero aquí hay un desafío grande para la Policía, que debe estar muy activa las 24 horas, patrullando mucho y hacer que se cumpla la ley a rajatabla. Solo si el código no se vuelve rey de burlas habrá mejor convivencia.
José Francisco Piñeres
* * * *
Señor Director:
El nuevo Código de Policía estaba haciendo una falta grande en nuestras ciudades, pero ningún alcalde de ninguna ciudad se ha preocupado por solucionar el problema de los baños públicos, factor predominante para los adultos mayores, madres embarazadas, niños y visitantes de otras localidades que lleguen a alguna ciudad. Nadie está ajeno a necesidades fisiológicas y, sin baños públicos, se estará exponiendo a multas exorbitantes. Todos los locales de cualquier índole, por lo general, tienen su baño, pero “fuera de servicio” o “dañado”, para no prestarlo, así se pague. Si la Policía no se apersona verdaderamente de este derecho, no veo una solución para el pobre ciudadano.
Armando Rey Blanco
Los menores, primero
Señor Director:
Los menores fuera de la guerra deben ser lo primero, una condición que tienen que cumplir las Farc. Pero no olvidemos que no solo estas los tienen; el Eln ha reclutado, están en las bandas criminales. Recuperar a todos estos menores debería ser un propósito del país. En general, no permitir que los niños sean explotados ni usados. Porque está bien que regresen los de las Farc, que tienen que cumplir lo pactado, pero ¿y los de los semáforos y las minas y los menores que delinquen en las ciudades?
Carmen Rosa Novoa
Defensa de las libertades
Señor Director:
Quien escribe es animalista, pero no pretende humanizar a los animales; es frutívoro y vegetariano, pero no vegano; respeta la naturaleza y adora reciclar, y frente al regreso de los toros a Bogotá había permanecido imparcial. Mas luego de la violencia, el terrorismo y el abuso propiciados por una mayoría en contra de una minoría que tiene un respaldo constitucional, asistiré a la temporada de toros en la Santamaría. Se trata de defender la democracia y el estado de derecho y las libertades constitucionales de una minoría amenazada por un grupo político que cree tener una superioridad moral, tan abusiva como la de quienes pretenden evitar que homosexuales y solteros puedan adoptar. De no hacerlo, aceptaría la dictadura del fanatismo ecológico, el populismo y la demagogia.
Mayo Monroy
________________________________________________________
Escriba su opinión a: opinion@eltiempo.com, @OpinionET