La policía israelí interrogó nuevamente el viernes, y por varias horas, al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, por presuntos hechos de corrupción.
Los agentes se presentaron en la oficina del jefe de Gobierno para continuar las investigaciones del llamado ‘Caso 1000’, en el que están implicados el multimillonario australiano James Packer y el productor de Hollywood israelí Arnon Milchan, como responsables de la entrega de los carísimos obsequios a Netanyahu y su familia.
Pero las pesquisas policiales parecen centrarse en el segundo asunto, llamado ‘Caso 2000’ y las conversaciones entre el jefe del Ejecutivo y Mozes, a quien supuestamente instó a mejorar la cobertura de su imagen en el diario Yediot Aharonot, a cambio de legislar para controlar la distribución de su competidor, Israel Hayom.
Mozes también fue interrogado el jueves –por octava vez–, en la misma jornada en que Netanyahu arremetió en las redes sociales contra la supuesta campaña de persecución a la que es sometido por medios de comunicación y políticos, que en su opinión presionan al fiscal general Avijai Mendelblit para presentar cargos contra él “a cualquier precio” y poner así fin a su mandato. “Es un intento por medios antidemocráticos” de “derrocar al gobierno”, escribió el primer ministro en Facebook.