Se llama Éver Valencia y su nombre empieza a ser familiar, sonoro. Es un nombre que combina con el gol. Ya lleva tres en el Suramericano, dos de ellos los más importantes hasta ahora de Colombia: le anotó a Brasil y ayer hizo el del triunfo contra Chile, 1-0, para clasificar al hexagonal final.
Cuando la pelota le llegó a los pies, solo iban cuatro minutos. Valencia comenzó a encarar como si supiera que en esos prematuros instantes se gestaba la jugada más importante del partido; como si presintiera que no iba a haber muchas ocasiones más, como si se jugara el todo o nada. Y así era. Colombia organizó una tocata, la primera, la única. Valencia avanzó, levantó el rostro justo al entrar al área y acomodó el balón a un costado. Los engañó a todos: al arquero, a la zaga, hasta a la cámara: 1-0.
Valencia, de 20 años, con la camiseta 13, con sus 1,74 de estatura, corrió con los brazos en alto. Se puso de rodillas. Sonrió mientras recibió una lluvia de abrazos. Era el héroe, sin duda, y otra vez. Ya le había anotado a Brasil en el partido anterior, y su gol le dio vida a la Selección. También le anotó a Ecuador. Si Ceter, el llamado a ser goleador, se marchó por lesión, Colombia encontró en quién depositar esperanzas.
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Pero a veces hacer un gol tan rápido no es un alivio. Sí, se quitó la presión, pues Colombia estaba obligada a ganar –si perdía, se despedía; y si empataba, dependía del resultado entre Ecuador y Paraguay–, mas no tuvo tranquilidad. Vivió 86 minutos de angustia, con la presión del que no se puede equivocar, y se equivocó más de una vez.
Chile, un Chile discreto –por algo acabó de colero–, hizo sus méritos. Sus jugadores aún se deben de estar preguntando cómo no entró esa pelota. Más de una vez cabecearon solos, y fallaron. Llegaron en juego aéreo y fallaron; con pases profundos, y fallaron. El arquero colombiano, Arias, hizo lo suyo, como cuando le patearon a quemarropa, reaccionó y desvió el balón. Chile tuvo hasta un remate en el travesaño en la segunda parte, y minutos después uno de sus jugadores desperdició un cabezazo, solo frente al arco. Después de eso, ya no se veía cómo podían anotar.
Lo de Colombia, con muchas dosis de suerte, fue de aguantar, de buscar un orden que no llegaba, de pegar y de contragolpear. Arriba tiene jugadores muy habilidosos; es más, tuvo otras ocasiones de anotar, como un remate de media vuelta de Gómez que pasó muy cerca del arco o como un palazo de Atuesta o como otro disparo del héroe, Valencia. El problema es que el equipo sigue sufriendo atrás. Por eso el partido, después del minuto 4, fue puro nerviosismo, no obstante ir ganando.
Valencia lo interpretó bien. “El equipo sacó la casta, y clasificamos”, dijo al final, exhausto, alegre, con la satisfacción del primer objetivo cumplido: Colombia está en el hexagonal final, que comienza la próxima semana. Y por si el gol contra Brasil no fue suficiente, Valencia recordó que su apellido ya suena a gol.
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Lo más destacado
El equipo ha mostrado contundencia. Marcó seis goles en cuatro partidos. Damir Ceter (foto), la figura, se lesionó, pero el técnico encontró en Éver Valencia una alternativa. Eduard Atuesta ha ido de menos a más en la mitad del campo.
Para revisar
Colombia deja muchas dudas en el juego aéreo defensivo y en el manejo de los rebotes. También es flojo por las bandas, en especial por la zona izquierda. El tema físico preocupa: el equipo se cae en los segundos tiempos y termina sufriendo.
Lo que viene
Se viene un torneo nuevo: cinco partidos para buscar la clasificación al Mundial. De los seis que llegan a la segunda fase, cuatro irán a Corea del Sur. Colombia tendrá tres días para preparar su primer partido, que será el lunes.
PABLO ROMERO
Redactor de DEPORTES