Señor Director:
La corrupción es un cáncer que hizo metástasis, dijo en estos días el presidente Santos. Ese mal lo sufre Colombia desde hace tiempos, pero cada día es más visible y vergonzoso. Es una epidemia que ha tocado todas las capas de la sociedad, según estamos viendo; a personas que llegan a altos cargos. Es a la vez triste, porque muestra degradación social, poco respeto por los demás y por la persona misma, que por ambiciones vende su conciencia, sin medir las consecuencias. Hay que acudir a la ley, pero toca educar en ética, en civismo, en valores. Qué responsabilidad tan grande tienen hoy los padres de familia y los maestros, para curar este cáncer.
Ángel María Aguilar
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Señor Director:
¿Es Odebrecht la excepción o, más bien, la regla? ¿No será la punta del iceberg? ¿No será esta la explicación de que Colombia tenga una de las tarifas de peajes más altas del mundo? ¿Es lógico que los peajes valgan aproximadamente la mitad del costo del combustible, uno de los más costosos de América? ¿En qué queda la competitividad cuando el flete Bogotá-Buenaventura vale la mitad del flete Buenaventura-Shanghái?
José Darío Álvarez
Bogotá
Bogotá, desde hace 50 años
Señor Director:
Este diario, 10 de enero, en su tradicional columna ‘Hace 50 años’, hace referencia a que “muchos definían a Bogotá como un ‘monstruo urbano’, donde la gente, sin disciplina social y mal adiestrada para vivir en comunidad -procedentes de todos los lugares del país-, vive plácidamente entre el desaseo, el desorden y la mediocridad estética”. A continuación, en ‘Hace 25 años’, se señala que “en Bogotá, con 5,3 millones de habitantes, o sea, el 14 por ciento del total nacional”, era necesario planificar su crecimiento y el de su área metropolitana. Qué decir hoy, en las condiciones en que se encuentra esta capital, con cerca de 11 millones de habitantes, así sus administradores continúen diciendo que son solo 8 millones –como recientemente lo afirmó el alcalde Peñalosa–, dado el caos de inseguridad, con vías en pésimo estado, puentes peatonales destruidos, andenes intransitables, carencia hospitalaria y demás falencias?
Jaime Tolosa Ospina
Obligar a hacer los traspasos
Señor Director:
Es común que cuando un ciudadano vende un vehículo no se hagan los traspasos de propiedad y en el Tránsito se acumulen deudas que terminan afectando a quien ya no posee el vehículo. Una solución que podría evitar esta negligencia sería convertir en requisito para poder transitar estar a paz y salvo, para no ser multado.
El Estado está en mora de resolver esta terrible falla y ha permitido que miles de colombianos sufran injustamente la pesadilla de los embargos.
Wadid de Jesús Arana Delgadillo
Cartagena de Indias
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