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Las deudas de Obama a pocos días de dejar el mando

El mandatario tuvo una política exterior contradictoria y no logró reducir la pobreza.

CRISTIAN ROJAS
Toda despedida tiene algo de melancólico y la de Barack Obama no podía ser la excepción.
En su discurso de despedida en Chicago había algo más que un adiós, se percibía en el Presidente y sus seguidores la tristeza de saber que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca anuncia el fin de una herencia efímera: los senadores republicanos han empezado el desmonte del Obamacare, se desharán los compromisos frente al cambio climático, se advierte el fin de las medidas pro-inmigración, entre otros.
Aunque terminó su intervención sumando un “yes, we did” (“si, lo hicimos”), a su tradicional “yes, we can”, no puede decirse que su legado fue el que se esperaba en 2008 cuando el joven senador de Illinois prometía un nuevo mundo en medio del fervor de las masas. En el balance de los ocho de su mandato, Obama dejó muchas sombras.
Un día después de su discurso se cumplieron 15 años de la apertura de la cárcel de Guantánamo que el demócrata prometió cerrar. Habló en Chicago del trabajo que se realizó para acabar con el centro penitenciario, pero es un fracaso que tras 8 años en el poder no haya podido cumplir.
En este y otros temas Obama se excusa en la oposición republicana que controla el Congreso, pero los avances tampoco se vieron cuando su partido tuvo la “súper mayoría”, antes de que el Tea Party le arrebatara la silla del difunto Ted Kennedy.
En política exterior tampoco se vio lo que se esperaba. El historiador británico Niall Ferguson habla de una “revolución” distinta a la anhelada, que consistió en convertir a los enemigos en amigos -como ocurrió con las concesiones a Cuba y el acuerdo nuclear con Irán- mientras los aliados tradicionales como Israel quedaron aislados. Para Ferguson se trata de una estrategia fracasada como lo demuestra la situación de Medio Oriente.
Y si Obama no satisface a la derecha por su política blanda que contrasta con un poderoso Vladimir Putin, en la izquierda le reprochan que durante sus dos periodos autorizó acciones militares en Libia, Pakistán, Somalia, Yemen y Siria, además de Irak y Afganistán.
Aunque en su discurso de despedida habló de un orden basado en principios y no el poder militar, esas operaciones -que Mark Lander llamó en el New York Times “el legado inesperado”- están lejos de lo que se imaginaban en Oslo cuando le regalaron el Nobel de Paz sin que hubiera empezado su gestión.
En materia económica y social hay datos a favor y en contra. La reducción del desempleo es significativa, así como el incremento del número de personas afiliadas al sistema de salud, pero según las cifras del Census Bureau no hay avances significativos en reducción de la pobreza ni en el incremento de los ingresos de los hogares.
Adicionalmente, la deuda pública casi se ha duplicado como consecuencia de una política fiscal irresponsable que ha enfrentado al presidente con los conservadores.
Esas decepciones y otras promesas incumplidas no son resultado de un funcionario especialmente incompetente, es consecuencia de que el presidente de EE.UU no es un monarca absoluto, su poder está limitado por unas instituciones sólidas, una oposición robusta, una sociedad civil fuerte y una prensa libre. Los gobiernos de turno no pueden transformar al país ni al mundo. Lo mismo le espera a Donald Trump, por lo que no es previsible que saque adelante toda la agenda que ha anunciado en campaña.
Obama será ahora el referente del Partido Demócrata en reemplazo de un Bill Clinton septuagenario y derrotado. Su rol de expresidente será especialmente importante en una transición tan fuerte como la del próximo 20 de enero.
En Chicago sus referencias a Trump fueron cordiales, quiso evitar los abucheos del público ante la mención del nuevo presidente, evadió los alarmismos y mostró disposición a colaborar. Obama no desaparece de la política, será aún la voz más escuchada de su partido en los grandes desafíos que vienen para los demócratas.
CRISTIAN ROJAS
PROFESOR DE CIENCIAS POLÍTICAS
UNIVERSIDAD DE LA SABANA
CRISTIAN ROJAS
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