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Salpicón

La conspiración contra Peñalosa, la designación de Naranjo y el manejo de Trump, dan al tema México.

GABRIEL SILVA LUJÁN
El Alcalde de Bogotá es víctima de una conspiración electoral inspirada por su antecesor, Gustavo Petro. En un acto de travestismo político, Petro quiere aprovecharse del derecho constitucional a la revocatoria para disfrazar –mediante ese artificio– sus aspiraciones presidenciales. Usando los encantos prestados de la democracia, el exalcalde quiere seducir ladinamente a cautos, ecologistas de Facebook, ingenuos, amigos de la lucha de clases y jóvenes que aman la ciudad. Con la apariencia de una causa noble, muchos de los beneficiarios del populismo burocrático de Petro –entre ellos, ex- funcionarios, sindicalistas trasnochados, profesores anquilosados y uno que otro contratista– se han organizado en comités para promover la revocatoria de Peñalosa. Aquello que está detrás es el objetivo de encubrir una de las peores gestiones que ha conocido la capital y, de paso, crearle plataforma a la enferma megalomanía presidencialista de Petro.
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La decisión del presidente Juan Manuel Santos de indicar que el candidato de su preferencia para ocupar la Vicepresidencia de la República es el general en retiro de la Policía Nacional Óscar Naranjo es acertada. Es, en primer lugar, correcta por la persona que se propone. No hay necesidad de repetir las inmensas cualidades personales y la trayectoria del laureado general por cuanto el país las conoce y avala. Sin duda, es atinada también por razones políticas. Al escoger a Naranjo –con su proverbial neutralidad, que le permite convocar a su favor a la inmensa mayoría del espectro partidista– se está mandando un mensaje claro en el sentido de que el Gobierno no va a nombrar al equipo con el que trabajará lo que resta del cuatrienio alentado por cálculos electorales de corto plazo. Aunque todos siempre llevamos a alguien en el corazoncito.
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Hay decisiones de Estado que producen efectos inesperados que no pocas veces van en contravía de las intenciones o propósitos de las políticas adoptadas. Un buen ejemplo es el torpe manejo que Trump le está dando al tema México. Las medidas como anunciar la construcción del famoso muro en la frontera y deportar a la brava a millones de indocumentados, diseñadas para supuestamente contener la migración ilegal proveniente de ese país, están en la práctica generando el efecto contrario. Millones de mexicanos que viven en EE. UU. han optado por hacerse menos visibles e incluso irse ‘underground’, lo que hará más difícil y costosa la política de deportaciones masivas. Ya también hay indicios de que ante la perspectiva de esas medidas hay una avalancha de personas que están empacando sus corotos para llegar al norte antes de que se cierren las puertas de entrada a ese supuesto paraíso.
El otro frente en el que es posible que Trump la embarre es en su estrategia de impedir que los mexicanos se “queden” con los puestos de trabajo de los gringos. De hecho, las amenazas y el matoneo comercial que ha iniciado el futuro presidente parecerían estar devolviéndosele. La aguda devaluación del peso mexicano ha abaratado sensiblemente las importaciones provenientes del sur del Río Grande. La competitividad cambiaria le está dando inesperado empuje a la industria mexicana. De las exportaciones de México, más del 40 por ciento de sus componentes provienen de la industria estadounidense.
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Dice un refrán cafetero: “Si una madre cría un hijo y sale bueno, eso está bien. Si una mujer cría cinco hijos y salen buenos y trabajadores, eso es extraordinario. Si una señora cría nueve hijos buenos, trabajadores y honestos, esa madre es una santa.”
Dictum. A veces las pérdidas y las tristezas que las acompañan traen el tesoro oculto de nuevas oportunidades y de avivar viejas añoranzas. De amor, de unidad y de vida.
GABRIEL SILVA LUJÁN
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