Pedro Jaramillo es un ciudadano de Bogotá, que en los últimos tres años se sometió a más de cinco cirugías, por diferentes situaciones, por lo que se le prohibió ingerir alcohol, según un certificado médico emitido en noviembre del año pasado.
Sin embargo, Pedro se llevó una sorpresa cuando salía de un concierto en Choachí, en horas de la madrugada del pasado 7 de noviembre (lunes festivo). Tras una prueba física realizada en ese municipio, resultó con un dictamen de grado 1 de alcoholemia.
Por esa razón, su vehículo fue inmovilizado, se le retiró la licencia de conducción y se le cobró una multa. Pero lo que le extrañó al ciudadano es que nunca se le practicó una prueba de sangre, ni se le hizo soplar el alcoholímetro.
“Yo iba con cuatro amigos. Ellos sí habían ingerido alcohol. Yo no, porque no puedo y porque iba conduciendo”, cuenta Pedro pues en su historial médico figura una cirugía de baipás gástrico, una por cálculo de la vesícula biliar y otras en su tabique, cornetes, en la laringe y paladar.
El día del incidente, él y sus amigos buscaban un hotel después de salir del concierto. “Entonces me acerqué a un policía para preguntarle en dónde podía ubicar uno. Allí me retuvo, y me dijo que yo estaba borracho”, recordó.
El ciudadano fue remitido a un puesto de salud, donde una médica (que está realizando su año rural, según indicó la Secretaría de Salud de Cundinamarca) le tomó la tensión, le hizo mantener el equilibrio y otras pruebas físicas.
“No me entregaron el dictamen. Cuando salí, el policía ingresó al consultorio y allí se quedó un rato. Cuando salió le dije ‘sí ve, hermano, que yo no tenía nada’, pero luego sacó un papel del bolsillo y me dijo que tenía grado 1, y que debía inmovilizar mi vehículo. Ahí yo quedé perdido, porque les pedí que me hicieran una prueba de sangre y se negaron”, explicó Pedro.
Tramitadores
Después de que su vehículo fue recogido por una grúa y trasladado a los patios, el patrullero que atendió el caso, al parecer, le sugirió al ciudadano, que asistiera a un tramitador.
“Me dijo que el carro me lo retenían durante tres días. Es decir, el jueves me lo entregaban. Me sugirió, a modo de consejo, que mejor fuera a la fija el viernes, y que llamara a un señor (tramitador) que él me ayudaba a sacarlo de allá”, explicó Pedro, quien por este hecho instauró una denuncia penal junto con su abogado.
El ciudadano desistió de llamar al tramitador y realizó el proceso por él mismo. Sin embargo, ese viernes le dijeron que debería volver el martes siguiente (15 de noviembre), cuando ya habían pasado los 3 días hábiles para que le entregaran su vehículo. “El martes fui, y tampoco me lo entregaron. Me hicieron ir el siguiente jueves (el séptimo día hábil) y ya les alegué, porque era una falta de respeto esa paseadera”, indicó Pedro. Ese jueves sí salió con su vehículo.
Casos como este se han presentado como quejas ante el Concejo de Choachí, según explicó Hernando Rodríguez Daniels, cabildante de ese municipio.
“Hay situaciones que nos han dado a conocer, en los que a ciudadanos se les imponen sanciones, sin que haya una prueba de alcoholemia o examen de sangre”, explicó Rodríguez.
Según cifras de la Policía de Tránsito de Cundinamarca, durante el 2016 se impusieron en toda la región 204.336 comparendos, siendo el exceso de velocidad el que más se sancionó con 62.724 multas, seguido por adelantar en zonas prohibidas con 30.608 y revisión técnico-mecánica con 21.308 sanciones.
Hablan autoridades
La secretaria de Movilidad de Cundinamarca, Jeimmy Villamil, explicó que para el grado 1 de alcoholemia, como se diagnosticó en el caso de Pedro, el carro se inmoviliza por tres días, dado que es la primera vez que comete la infracción. “Lo que se puede hacer es investigar si se pasaron del límite de días, e indagar por qué razón no se le entregó el vehículo a tiempo”, señaló.
Frente a la queja del ciudadano de que nunca se le entregó la prueba médica, la secretaria explicó el protocolo de atención:
“Como es un examen requerido por la autoridad, no es obligación del médico notificarle al paciente el dictamen, sino a la entidad que lo solicitó, que en este caso es la Policía de Tránsito”, aclaró la funcionaria, y agregó que “para determinar el grado de alcohol se usa bien sea el alcohosensor o la prueba de sangre. Ya si el usuario no se la deja tomar, se le graba un video y se le realiza una prueba física”, indicó.
Frente a una posible complicidad entre funcionarios de la concesión que manejan el sistema de multas del departamento y tramitadores, señaló que no ha recibido denuncia penal, ni pruebas para comenzar una investigación.
Por otro lado, el comandante de la Policía de Tránsito de Cundinamarca, teniente coronel Eiver Alonso Salazar, indicó que no le han notificado de la denuncia penal del caso de Pedro, “ni se han acercado a informarnos de estos casos. Uno lo que espera es una denuncia formal, y por supuesto nosotros actuaremos con total diligencia y total transparencia para mirar cuáles fueron los resultados de los hechos, y si hay un comportamiento inadecuado de los policías, pues de inmediato haremos las investigaciones disciplinarias”, concluyó el uniformado.
CUNDINAMARCA
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