Según la información suministrada, su liberación o posible traslado de cárcel no son temas que están bajo consideración.
Desde hace algunas semanas corre el rumor de que Obama, ya en la recta final de su mandato, podría ordenar la excarcelación del guerrillero utilizando un poder del Ejecutivo que le permite al Presidente conceder perdones o rebajar la pena a delincuentes encarcelados en este país. (Lea también: EE. UU. niega perdón a Gilberto Rodríguez).
A comienzos del año pasado circuló un video (el único que existe de Trinidad desde que entró a la cárcel) en el que el guerrillero se queja por las condiciones extremas de su arresto.
Desde el mismo comienzo de las negociaciones de paz con las Farc, el grupo guerrillero pidió que su liberación se incluyera en los acuerdos.
El Gobierno, sin embargo, subrayó que esa decisión le correspondía a EE. UU., pues es quien lo tiene bajo custodia.
Pero Washington lleva varios años insistiendo en que el tema de Trinidad no está sobre la mesa y que EE. UU., a pesar de haber nombrado a un enviado especial para respaldar los diálogos, no hace parte del proceso.
Aún así, su eventual liberación nunca se había descartado del todo y la apuesta de las Farc era que si el acuerdo se firmaba antes de que Obama saliera de la presidencia, este podría usar su potestad para ordenar la excarcelación como un gesto de buena voluntad y respaldo a la paz.
Entre otras cosas por que se trata de un privilegio que los presidentes suelen utilizar de manera rutinaria. Obama, por ejemplo ya ha ofrecido perdón o conmutación de la sentencia a 1.324 personas mientras que su antecesor, George W. Bush, lo hizo con otros 200 individuos.
Dado que aveces se trata de acciones no muy populares, los presidentes suelen dejar las más polémicas para sus últimos días en la Casa Blanca, de ahí la especulación que existe sobre la suerte de Trinidad.
Pero al igual que la fuente del Departamento de Estado, otros funcionarios en EE. UU. le aseguraron a EL TIEMPO que eso no sucederá en los 10 días que le restan a Obama en la Oficina Oval. Entre otras cosas por que no tiene nada que ganar (la paz ya está firmada y nunca estuvo en riesgo por el caso de Trinidad) y sí mucho qué perder dado la alta relevancia del caso.
Ya dos senadores de EE. UU. del Partido Republicano –Marco Rubio y Lindsey Graham– han advertido de manera tajante que su liberación incluso podría comprometer la ayuda que este país le da a Colombia, en particular la que se está considerando en respaldo a la paz.
En otras palabras, antes que hacerle un favor al Gobierno colombiano, la liberación o traslado de Trinidad podría enredar las relaciones del país con el nuevo Congreso, que es dominado por republicanos, y con el presidente Donald Trump cuando asuma las riendas del país este 20 de enero.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
WASHINGTON
En Twitter: @sergom68