Viéndolos ejercer, queda claro que estamos en campaña. En Colombia nos la pasamos más votando que amando. Le guardan fidelidad canina al líder. En sus apariciones públicas lo marcan hombro a hombro. En la intimidad de sus almohadas se consideran candidatos ‘in pectore’ del expresidente Uribe.
Los presidenciables del Centro Democrático andan juntos, no revueltos. Son brillantes, estudiosos, leales, disciplinados; parecen vestidos por el mismo sastre. Recuerdan a los testigos de Jehová. Solo les falta llevar estampados sus apellidos en la camisa: Zuluaga, Trujillo, Duque.
O Santos, quien no llegó para la foto histórica en Rionegro la noche que se pegaron el susto de sus vidas con el triunfo del No.
Marta Lucía Ramírez no es de la cuerda, pero ejerce. Está sin estar. Practica el malabarismo de ser y no ser uribista al mismo tiempo. Como el vicepresidente Vargas Lleras, el mejor peor amigo del proceso. Y el mejor enemigo de sus escoltas. Para ganar con cara y no perder con sello, además de Vargas Lleras, el presidente Santos tiene otro candidato: Humberto de la Calle. A Vargas Lleras, máster en coscorrones, le entregó la chequera; al nadaísta de Manzanares, Caldas, le regaló las llaves de la paz.
El sanedrín del Centro Democrático ha desarrollado un virtuosismo especial para quedar siempre al milímetro del dispensador del guiño. A la hora de la foto se estrujan, se codean, se acomodan. Si es por su habilidad para ubicarse, Iván Duque, la gran revelación, será el candidato. Le respira en la nuca Carlos Holmes Trujillo. Más relajado y canchero, Óscar Iván Zuluaga. No por mucho madrugar...
Pacho Santos mira los toros desde el burladero. Él mismo se ha colocado metros atrás del príncipe, como los consortes que pueden dormir con la reina. Eso sí, nada de caminar a su lado. Prohibido ocultarles el sol. Los delfines uribistas sospechan que las Farc volverán a poner presidente. Lo pusieron cuando ‘Tirofijo’ le dejó la silla vacía a Pastrana, repitieron con Uribe sin silla.
Santos ganó con las banderas de Uribe, pero gobierna con las suyas. Los aspirantes del Centro Democrático prometen cuidar los huevitos uribistas. Se tienen prohibido el humor. Esconden la sonrisa. Ponen cara de duros. Es lo que necesita Colombia. En la forma de reencarnar en Uribe está su futuro. Bienvenidos al pasado.
ÓSCAR DOMÍNGUEZ GIRALDO