“¿Qué pasaría si todo se acabara? Si no pudieras entrar a Facebook, si no existiera Twitter, si no vieras fotos en Instagram. Muchas personas se sentirían muy aisladas. Algunos dicen que no haces amigos de verdad ‘online’ y que la gente sufre de aislamiento social, porque los jóvenes no saben cómo hablarle en la cara a otras personas. Pero creo que la gente está aislada hace mucho tiempo”.
Así habla Emily Bell, quien supo leer con anticipación los cambios que provocarían las redes sociales en el periodismo. Con la irrupción de Facebook y Twitter, medios que antes reaccionaban con rapidez, como la radio o la televisión, se vieron en desventaja frente a plataformas aún más veloces para difundir sus contenidos.
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Bell, quien trabajó durante una década en el periódico inglés ‘The Observer’ –como reportera y luego como editora de negocios–, desplegó ese interés por las redes sociales en el 2000, cuando llegó a ‘The Guardian’ y se hizo cargo de sus plataformas en la web. Así, convirtió un diario con 300 mil lectores diarios en un sitio con más de 37 millones de visitas mensuales.
“Fui a dirigir la parte ‘online’ de ‘The Guardian’ porque estaba muy interesada en lo que pasaba y en la posibilidad que abría internet. Era una tremenda oportunidad para hacer periodismo, y mi editor me hizo sentir que era importante hacer las cosas bien”, comenta.
Y complementa: “Entonces no teníamos la presión de los accionistas o del mercado: ahora ‘The Guardian’ tiene problemas económicos, pero en ese tiempo no sentíamos que fuera un problema invertir más dinero en lo digital. Hoy, los diarios no se atreven a convertirse al ‘online’ porque piensan que es un riesgo”.
La destacada periodista, quien actualmente dirige el Centro Tow de la Escuela de Periodismo de Columbia (Estados Unidos) dice que lo que cambió todo fue la caída de las Torres Gemelas. En ese caso, por ejemplo, medios con más experiencia online, como ‘The Guardian’, tenían la información que los estadounidenses y el mundo querían leer. Y así fue como Bell y su equipo descubrieron que los lectores no estaban solo en el Reino Unido, sino en distintos países.
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“Siento que fuimos la primera versión de ‘Buzzfeed’ –dice–. Hicimos cosas muy populares en internet como galerías, Photoshop, bromas, encuestas, cuando nadie más lo estaba haciendo. Hicimos aplicaciones para iPhone y iPad antes de que cualquiera lo hiciera. Siempre sentimos que estábamos tratando de levantar un experimento con lo que era nuevo, antes que todos. A veces crecía y se convertía en algo realmente increíble, y a veces no funcionaba. Pero al menos lo intentábamos”.
En el 2010, la periodista fundó el Centro Tow de la Escuela de Periodismo de Columbia –que se dedica al estudio del periodismo digital y a la enseñanza de habilidades y conocimientos para enfrentar el nuevo escenario de los medios–, y hoy tiene un análisis claro: el principal medio de difusión de contenidos es Facebook.
Sin embargo, Bell asegura estar consciente de que esta plataforma es más compleja de lo que parece a simple vista. Según la periodista, la red creada por Mark Zuckerberg esconde un factor capaz de distorsionar la realidad: como es una red de amigos, posiblemente la mayoría tendrá gustos, miradas y tendencias similares. Así, explica Bell, lo más probable es que un votante de Hillary Clinton tuviera como amigos en su Facebook a otros que también comentaban positivamente sobre ella, creando una burbuja mediática en la que la excandidata demócrata aparecía como la vencedora en las elecciones presidenciales. Ese elemento distorsionador, junto al hecho de que muchas noticias que se difunden en esa red social son falsas, advierte, son dos elementos para tener cuenta.
De hecho, antes de las elecciones en Estados Unidos, los medios aseguraban el triunfo de Hillary Clinton. ¿Qué errores se cometieron desde un punto de vista periodístico y en las encuestas?
Las encuestas no son necesariamente representativas y a los medios les gustan, especialmente cuando suben y bajan. Lo que está claro es que el periodismo falló en reportear de manera adecuada lo que estaba pasando en distintas partes del centro de Estados Unidos, en los lugares alejados, pero con poder. Los medios hablaron con gente que vivía en una burbuja elitista en la costa y ese fue un error.
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¿Cómo afectan realmente las redes sociales en las opiniones y decisiones políticas de los usuarios?
En Facebook solo recibimos las noticias de nuestros amigos, personas que probablemente piensan como nosotros. Porque si odias a Donald Trump, tal vez los que te rodean también lo odian. Facebook está diseñado de esa manera: no quiere que tú o yo veamos cosas que nos hacen enojar, porque si nos molestamos, vamos a cerrar nuestra cuenta en Facebook. Entonces, se creó una sociedad donde todos estén felices, porque así todos se conectan. Pero esa no es una manera de diseñar una sociedad, ni es el reflejo de una democracia.
¿Cuál diría que es el real impacto de las redes sociales en los usuarios?
Psicológicamente no queremos perdernos de nada, y así terminas en todas las plataformas, moviéndote en ese ambiente. El punto es que estas tecnologías pueden cambiar, pero no se van a ir. Tienen demasiada utilidad, son muy exitosas conectando a las personas, y la gente de verdad quiere eso. Los usuarios pasan 30 y hasta 40 por ciento de su tiempo en aplicaciones. En el metro todos están mirando su celular, y estadísticamente las horas frente a las pantallas se ha duplicado en el último tiempo. (Le puede interesar: Contra las noticias falsas, lea medios de verdad / Análisis del editor de Tecnología de EL TIEMPO)
En sus artículos, dice que Facebook se ‘tragó’ al periodismo. ¿Por qué no ha ocurrido lo mismo con otras redes sociales?
Facebook ha crecido de una manera que nadie anticipaba. En Estados Unidos los celulares han cambiado totalmente la economía y las dinámicas en el mercado de los contenidos. Hace seis años no parecía que Facebook fuera a dominar el sistema y ahora compraron Instagram, después WhatsApp. Hoy, el 40 por ciento de los adultos norteamericanos obtienen sus noticias, o al menos una parte de ellas, a través de Facebook e identifican esa red social como una fuente de información.
¿Por qué logró tanto poder y credibilidad?
Facebook es un instrumento de poder. Coopera con el gobierno en muchos niveles, comparte datos con policías y servicios de seguridad. No se hace responsable, es completamente oscuro. Nosotros somos ahora parte de ese sistema y ya no somos dueños de nuestras prensas. No somos dueños de nuestros departamentos de publicidad. Ni siquiera somos dueños de nuestras audiencias.
El mundo editorial está bajo más amenazas que el periodismo. La amenaza existencial ahora es para las compañías que ganan su dinero con productos editoriales. Yo pasé la mitad de mi vida pensando cómo construir plataformas para ‘The Guardian’. Cómo crear productos. Cómo mantienes esa relación en el medio ambiente digital. Ahora estamos en un momento en que te preguntas si estás preparado para abandonar tu actual modelo. Porque tal vez ya no sea rentable. Tienes que hacer buen periodismo y lograr que la gente se suscriba, que te dé dinero, y para ello tienes que pensar en distintos modelos. Uno de los sitios más populares en la página de ‘The Guardian’ era uno de citas, previo a Tinder. Los crucigramas también eran populares. Eran pequeños ingresos, pero con varios podías hacer que esto funcionara.
Con los años, ¿cómo ha visto las experiencias internacionales en ese pulso periodismo vs. dinero?
Cuando un medio fracasa (económicamente), puede hacerlo a pesar de hacer un gran trabajo. Y creo que eso es chocante, sobre todo en Estados Unidos, porque se supone que si eres un periodista que hace bien su trabajo, vas a ser rentable. Como periodistas también tenemos que estar conscientes de nuestros fracasos en esas áreas, porque hay diarios llenos de mujeres desnudas y reportería que no es buena.
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¿Cómo concibe el papel de las redes sociales en periodismo?
Entendemos que el rol de las redes sociales está en la investigación y en la reportería, no solo como promoción (del trabajo periodístico). Hay que pensarlo como una parte de tu reportería. En la Universidad de Columbia enseñamos a los alumnos sobre cómo esto ayuda en la historia que se está reporteando y a verificar material a través de las redes sociales.
¿Qué pasará con los medios en el futuro?
Siempre uso a la BBC para esta analogía, porque soy inglesa, pero cuando la BBC comenzó era una empresa de ingeniería. Su negocio era la distribución de señal. En sus primeros días, no hacía sus propios programas. Entregaba licencias para hacerlos y John Reid, fundador de la BBC, era un ingeniero. Es como una versión no conectada socialmente de Facebook o Google. Era una infraestructura, una plataforma. Creo que lo que estamos viendo es una recreación de eso en otra área. Son capaces de traer todas las funciones que hacemos y el periodismo tiene que meterle cabeza y pensar qué le queda.
Si quieres defender a los medios y al mercado editorial, tienes que invertir en la nueva ola de las tecnologías. Invertir en estrategias inteligentes y en gente que piense como periodistas e ingenieros, y traten de construir una relación alrededor de productos nuevos, pero que estén preparados para cambiarlos todo el tiempo. Todo está convergiendo, la televisión está escribiendo historias y videos, las revistas están haciendo ‘podcasts’. Los diarios son una parte del mercado, tienes que verlo todo.
En los últimos años, nos hemos habituado a casos de filtración, como los de Wikileaks y Edward Snowden. ¿Qué opina de esta manera de entregar la información?
Hago una diferencia entre ambos. Edward Snowden llegó hasta el periodismo porque dijo que le era imposible tomar la decisión sobre qué publicar y Wikileaks es una organización transparente que luce como si hubiera sido manipulada por el gobierno ruso. El ‘hacking’ no es necesariamente beneficioso para la democracia, pero tenemos que vivir con eso.
CARLA MANDIOLA
EL MERCURIO (Chile) - GDA