Uno de los hechos que marcaron el 2016 fue la crisis ambiental y social por las altas temperaturas que trajo al país el fenómeno del Niño. Más de 160.000 hectáreas de bosque quemado y 237 municipios con desabastecimiento demostraron que aún flaquea la gestión del riesgo para atender sequías prolongadas.
De nuevo, durante los primeros meses del 2017, el país prende las alarmas ante la llegada de una temporada de menos lluvias, como pronostica el Ideam. Y, aunque no tendrá el factor adicional de los efectos del Niño, sí pondrá a prueba la gestión del riesgo reforzada el año pasado.
De acuerdo con Carlos Iván Márquez, director de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, el plan de contingencia para este periodo requiere de 25.000 millones de pesos, los cuales se necesitarían para atender las eventuales emergencias de incendios, heladas y desabastecimientos.
Por ahora, desde el Gobierno central se alistan unos 200.000 miembros de cuerpos de bomberos, 15.000 expertos especializados en incendios forestales, 15 helicópteros, 18 centros móviles de atención de desastres y más de 8.200 tanques de agua, entre otros datos.
Según los registros de Gestión del Riesgo, entre mediados de diciembre pasado y los primeros cinco días de enero del 2017 solo se presentaron 12 emergencias. El año anterior, en ese mismo periodo, ya se habían atendido cerca de 170 eventos. En cuanto a hectáreas, en esas semanas se afectaron 1.202 en el 2016, y actualmente se han quemado 52.
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