Suba, Bosa y Kennedy fueron las tres localidades que más árboles nativos recibieron durante el 2016, como parte del proceso de reforestación que adelanta el Jardín Botánico de Bogotá, José Celestino Mutiz.
Este año, un total de 10.263 individuos arbóreos fueron plantados en la ciudad, mientras que el número de talados correspondió a 2.359. Es decir, hubo una relación de 4 árboles nuevos, por cada 1 derribado.
Marcela Serrano, jefe de Arborización del Jardín Botánico, explicó que con ello se busca reemplazar los pinos, eucaliptos y acacias, principales especies que con el tiempo requieren ser removidas, por no ser nativas de la sabana de Bogotá.
“Usaquén, Chapinero, Engativá y Suba son las localidades en las que debemos hacer mayor mantenimiento y la mayor sustitución de árboles viejos”, indicó Serrano, quien agregó que especies como las acacias “tienen problemas de volcamiento porque están diseñadas para captar agua de las superficies, lo que hace que no desarrollen raíces profundas, y con el tiempo se vuelcan”, indicó.
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Casos como este se han presentado en la ciudad en repetidas ocasiones. Por ejemplo, junto al Bosque San Carlos, en el sur de la ciudad, un árbol cayó sobre cuatro vehículos en abril, dejando pérdidas materiales para sus propietarios, mientras que en agosto, otro se derrumbó sobre una ruta escolar que afortunadamente estaba vacía.
Frente a la decisión de derrumbar los más de 2.300 árboles de este año, la funcionaria aclaró que lo hacen basados en los diagnósticos de la Secretaría de Ambiente, entidad que genera el dictamen de los árboles enfermos, bien sea por pudrición de raíces o de troncos, que son los reportes más frecuentes, al igual que por el riesgo de caída.
Entre las críticas que se hacen al proceso de tala de árboles, los ciudadanos sostienen que no se reemplazan las especies en las zonas donde se retiran.
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Ante esto, la funcionaria del Jardín Botánico explicó: “Nosotros hacemos plantación de jardines o árboles en espacio público, pero no siempre en el mismo sitio donde se efectúa la tala, porque a veces esta responde a que las condiciones del suelo no eran las mejores”, señaló Marcela Serrano.
Además, la urbanización de la ciudad ha modificado las características de los suelos, lo que impide que las especies exóticas traídas de Estados Unidos, Canadá y Australia, principalmente, se adapten de manera ideal a la ciudad, lo que facilita que se dañen o se caigan.
En la actualidad, Bogotá tiene una relación de 16 árboles en espacio público por cada habitante, aunque “en el censo no se incluye el arbolado en cerros orientales ni árboles en zonas privadas”, indicó Serrano.
Impulso a la jardinería urbana
Bogotá cuenta con 90.000 metros cuadrados de jardines que se ubican en el espacio público. El año pasado se plantaron cerca de 13.000 metros cuadrados, gracias a las intervenciones que se realizaron en separadores de la ciudad como el de la calle 19 entre la avenida Caracas y la carrera 3.ª, o en la calle 72 entre carreras 5.ª y 13.
Una de las características de las jornadas de siembra es que contaron con la participación de las comunidades de esos sectores. Allí se instalan 98 especies, bien sean nativas o flora que se adapta al suelo de la sabana de Bogotá. El árbol de jade, amaranto, lirios de páramo son especies que se encuentran entre las más sembradas durante el 2016.
El Jardín Botánico de Bogotá recomienda evitar que las mascotas ingresen a los jardines, pues pueden dañar las plantas, así como no llevarse las especies o partes de ellas de su hábitat, dado que algunos ciudadanos las siembran en sus viviendas.
MICHAEL CRUZ ROA
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