¿Vuelve Bogotá a ser un proyecto? En la revista La vie des idées (http://www.laviedesidees.fr/L-apparition-de-Bogota.html) destaqué sus logros a inicios de siglo en alianza entre cultura ciudadana y ejecución, pero terminó pocos años después en el caos y la desesperanza. Rehacer el futuro en esta ciudad avanza en cinco ejes por parte del nuevo alcalde.
En transporte, retomo su frase: “La diferencia entre este metro y los anteriores es que este sí se va a hacer”. A celebrar que una obra de tal magnitud esté en manos ejecutivas y no en las de alcaldes ideológicos: se imagina uno a su predecesor llamando a “hermanos bolivarianos” a resolver problemas de compleja ingeniería. Que sea elevado y por la Caracas es lo más sensato, pues hace menos daños al entorno y atraviesa toda la ciudad de sur a norte. Va ello con reestructuración del SITP y un sistema de cable. En transporte, sin embargo, hay una próxima infamia que ojalá se corrija y es meter a la fuerza el TM por la 7.ª, donde lo consecuente es un sistema más noble y afectuoso, tipo tranvía.
En espacio público, iluminación en parques para confort y seguridad, lo que debiera extenderse a toda la ciudad. Nuevos mega-parques (Tominé y San Rafael), recuperar calles y vendedores ambulantes y el río Bogotá; sendero por los cerros, desde Usme hasta Chía, y uso intensivo de la cicla.
En educación se invertirán más de 15 billones, con jornadas completas, especial atención a niños menores de 5 años; y se harán 30 nuevos colegios, pero falta repensar su orientación, ¿qué hacer con la educación?: formación en tecnología, pensamiento científico y estético. En salud, seis nuevos hospitales, más una nueva idea: crear centros de atención prioritaria, que descongestionan clínicas, y llegar a una atención universal para sus habitantes.
En seguridad, las cifras ya hablan: baja en homicidios, hurtos, riñas, en muertos de fin de año.
Cuando uno ve los planes para Bogotá queda absorto. Pero hay una razón para creer: el Concejo de Bogotá, el Gobierno Nacional y, en especial, la ciudadanía llegaron a una conclusión cortante: Bogotá fracasó como proyecto de ciudad en las tres últimas administraciones y ya no era sostenible humanamente. Así que la llegada de Peñalosa no es gratuita, sino que se puso en sus manos un SOS: haga algo o pensemos en otra capital para Colombia.
Armando Silva
ciudadesimaginadas@gmail.com