El 28 de septiembre de 1968, promediando las 7 de la noche, el tenor español Plácido Domingo conducía a toda velocidad por la West Side Highway de Nueva York. Ignoraba semáforos en rojo y señales de tránsito, al tiempo que calentaba sus cuerdas vocales para la maratón operática que tenía por delante.
La urgencia se debía a que unos minutos antes el director general del Metropolitan Opera de Nueva York, Rudolf Bing, lo había llamado para decirle que iba a tener su debut en la prestigiosa casa de ópera en poco menos de una hora, ya que el tenor italiano Franco Corelli, cantante titular de la pieza Adriana Lecouvreur, canceló su participación por una enfermedad.
“Llegó al teatro a tiempo pero enojado, estaba convencido de que Corelli había cancelado a propósito en el último minuto con el fin de arruinar el debut de un rival joven y muy prometedor quien, asumió erróneamente el italiano, estaría cansado de cantar la noche anterior y ensayar esa misma tarde”, recuerda la escritora Helena Matheopoulos en el libro Plácido Domingo: My Operatic Roles.
Más allá de los accidentes, esa función marcó el comienzo de una destacada trayectoria del español en el Met, en la que ha interpretado cerca de 50 papeles y protagonizado más de 650 funciones.
Hace varios años, y emulando ese atrevimiento de la noche de su debut, Domingo decidió enfrentarse a otro reto enorme: cantar en un rango vocal diferente al suyo, el barítono.
Este sábado, el artista protagonizará otro capítulo en su reinvención como barítono interpretando el papel titular de Nabucco, que el Met emitirá en salas de Cine Colombia de seis ciudades.
El español, que había participado en versiones previas de esta ópera cantando el rol de Ismael –compuesto para los tenores–, ahora encarna a Nabucco, rey de Babilonia, que decide atacar la ciudad de Jerusalén y destruir su templo sagrado. Es un rol que además de la exigencia vocal también requiere presencia dramática, ya que en un punto de la historia Nabucco empieza a enloquecer y decide irse a vivir a los bosques.
Esta es una de las piezas de Verdi que logró mayor repercusión social gracias a momentos como el coro Va, pensiero, en el que los judíos exiliados claman por su tierra ultrajada.
Nabucco también significa una nueva colaboración del cantante español con otra leyenda del Met, James Levine, quien en abril del año pasado renunció a la dirección musical del escenario.
A pesar del retiro, Levine sigue conduciendo algunas óperas, sobreponiéndose a sus problemas de salud –sufre de párkinson y una lesión en la médula–, que lo obligan a dirigir en silla de ruedas.
Domingo (75 años) también ha superado varias enfermedades en los últimos años (un cáncer de colón y una embolia pulmonar) pero aún ve lejano el retiro. Por su edad, se le ha dificultado alcanzar las notas agudas que caracterizan a los tenores, es por eso que eligió este camino como barítono.
Es un registro que había tocado superficialmente en el inicio de su carrera, cuando cantó algunos papeles en México, pero ahora lo ha profundizado, especializándose en el repertorio de Verdi, con piezas como Rigoletto, La Traviata y Simón Boccanegra.
Hay algunas voces en el circuito especializado que han sugerido que tal vez sea el momento de que Domingo y Levine digan adiós a los escenarios, pero el resultado reciente de Nabucco parece presentar otras alternativas.
“En la ópera, Nabucco canta: ‘Que vergüenza ha caído sobre mí en mi vejez’. Bueno, nada de eso se puede decir aquí para los triunfantes Domingo y Levine”, escribió el crítico de The New York Times Zachary Woolfe.
De hecho, Domingo no solo actúa en el Met arriba del escenario sino que lleva más de 150 presentaciones en el foso, dirigiendo la orquesta de esta casa de ópera. En esta temporada, por ejemplo, conducirá Don Giovanni, que se presentará en abril.
YHONATAN LOAIZA
@YhoLoaiza