A menos de tres semanas de posesionarse como presidente de Estados Unidos, Donald Trump ya tiene con los nervios de punta a empresas de su país que han hecho inversiones en México, pues este martes amenazó a la automotriz General Motors con que si sigue produciendo en esa nación e importando sin aranceles (en virtud del tratado de libre comercio con México y Canadá) el modelo Cruze, les aplicará impuestos fronterizos.
El presidente electo dijo que impondrá un “gran impuesto fronterizo” a GM por fabricar su modelo Chevy Cruze en México, una decisión que el fabricante ha defendido como parte de su estrategia global y no de ventas en Estados Unidos.
Los comentarios de Trump son su más reciente reprimenda a una empresa por empleos, importaciones y costos, en una inusual muestra de intervención en asuntos corporativos de un presidente estadounidense. “General Motors está enviando su modelo Chevy Cruze fabricado en México a los concesionarios de Estados Unidos libre de impuestos en la frontera. “¡Hágalo en EE. UU. o pague un gran impuesto fronterizo!”, publicó Trump en un mensaje en Twitter.
El mandatario electo no entregó detalles a través de la red social, pero previamente había anunciado que castigaría a las empresas que movieran su producción desde Estados Unidos a otros países con un impuesto de un 35 por ciento a sus exportaciones al país.
El tuit de Trump se conoció apenas unas horas antes de que el rival de GM, Ford Motor, anunciara la cancelación de una inversión de 1.600 millones de dólares en México y un presupuesto de 700 millones de dólares para una planta en Míchigan (Estados Unidos) tras las críticas de Trump a sus planes.
General Motors respondió en un comunicado que fabrica el modelo Cruze sedán en la ciudad de Lordstown, en Ohio, y que todos los vehículos de ese modelo que se venden en Estados Unidos proceden de esa planta, excepto 4.500 más pequeños.
Sin embargo, la automotriz había anunciado que ensamblaría su nueva generación de Chevrolet Cruze compactos en México, para expandirse a países latinoamericanos y aprovechar los bajos costos y los acuerdos comerciales.
La compañía dijo en el 2015 que destinaría 350 millones de dólares para fabricar el modelo Cruze en Coahuila como parte de una inversión de 5.000 millones de dólares en plantas mexicanas anunciada en el 2014, y que crearía 5.600 empleos. (Lea también: Equipo de Trump busca registros sobre barreras y vigilancia fronteriza)
El cambio es parte de una tendencia más amplia entre las ‘tres grandes’ compañías automotrices de Detroit para producir automóviles más pequeños con destino al mercado norteamericano en México, en un esfuerzo por bajar los costos laborales y usar trabajadores estadounidenses para fabricar camiones, vehículos utilitarios y modelos de lujo, los cuales son más rentables.
Ford cancela inversión
Por su parte, la compañía automotriz Ford anunció este martes que decidió cancelar un plan por 1.600 millones de dólares para construir una nueva planta en México, luego de recibir las críticas del presidente electo.
El anuncio de la gigante automotriz ocurre en momentos en que Trump aumenta las presiones sobre las grandes empresas estadounidenses para que traigan de retorno al país sus plantas de producción o ensamblaje y ayuden a crear puestos de trabajo.
Ford, el segundo mayor grupo automotor de Estados Unidos, parece haber entendido claramente el mensaje y anunció haber dado marcha atrás en sus planes de abrir una nueva planta en México, donde crearía unos 2.800 puestos de trabajo.
“Ford anunció que canceló los planes para la nueva planta en San Luis Potosí (México)”, informó la firma en un comunicado, en referencia a un proyecto que costaría unos 1.600 millones de dólares y que había sido anunciado en abril del 2016.
Enfrentado a republicanos
El Congreso de EE. UU., dominado por republicanos, comenzó con tropiezos su primera sesión de la era Trump, luego de que la Cámara de Representantes tuvo que cancelar la decisión de minar un órgano de ética. El lunes en la noche, festivo en EE. UU., los republicanos debilitaron la Oficina de Ética del Congreso, órgano independiente que investiga acusaciones contra los legisladores. Trump, quien había prometido hacer reformas éticas, se mostró en desacuerdo y por ello la decisión se reversó.
REUTERS Y AFP