En esta ocasión, el Concierto estuvo bajo la batuta del más joven maestro en dirigir esta orquesta, el venezolano Gustavo Dudamel.
“Un verdadero honor dirigir los Conciertos de Año Nuevo”, tuiteó Dudamel antes del evento, que se transmitió en directo en más de 90 países. El Neujahrskonzert –título del concierto– tuvo lugar en el Gran Hall del célebre Musikverein de Viena, y se le dedicó a la familia del compositor del siglo XIX Strauss.
El programa para este 2017 estuvo integrado por valses, polcas y marchas, para finalizar con la legendaria Marcha Radetzky, del primer Johann Strauss. Al final se pudo escuchar el tradicional vals Danubio azul, de su hijo y tocayo Johann Strauss.
Cada edición de este concierto conoce variantes, y, además de los Strauss, este año se incluyeron piezas de otros autores como Las alegres comadres de Windsor, musicalizada por Otto Nicolai.
El toque alegre lo dio un grupo de jóvenes bailarines de ballet, quienes transitaron por el dorado pasillo y evolucionaron en medio del público.
Al final del espectáculo de 15 piezas, que duró dos horas y media, un Dudamel visiblemente conmovido recibió una ovación del público de pie, incluido el ministro de Relaciones Exteriores austriaco, Sebastian Kurz, quien se encontraba entre las numerosas personalidades presentes.
“Dirigir el Danubio azul significa que ahora puedo morir en paz”, había dicho el joven maestro el jueves en una rueda de prensa en Viena.
Andreas Großbauer, presidente de la orquesta vienesa y primer violín, dijo que “todavía escucha en su oído el grito” de felicidad de Dudamel cuando lo llamó a preguntarle si deseaba dirigir esta manifestación organizada en la sala del Musikverein.
En los 80, tras 25 años del reinado del austriaco Willi Boskovsky y de seis temporadas de su sucesor, el estadounidense Lorin Maazel, fallecido en el 2014, se llegó a la decisión de contar con un director distinto para cada una de las presentaciones anuales.
AFP