Medellín. Como solución a la amenaza latente que significan los 62.000 metros cúbicos de tierra desprendidos sobre el kilómetro 13+400 de la vía Medellín–Bogotá, autoridades del puesto de mando unificado (PMU) decidieron realizar un derrumbe controlado.
Sobre las 4 p. m. se hizo la implosión y, según las primeras versiones, no hubo inconvenientes. Se usó Indugel, material explosivo que entregó el Ejército Nacional e instalaron ingenieros expertos de la empresa Implosiones Atila en el lugar del derrumbe.
“A uno de la da pena no solucionar los problemas lo más pronto posible, porque es una vía que afecta la movilidad nacional, y la ciudadanía espera soluciones prontas. Ese derrumbe se pudo haberse demorado un día o seis meses; por eso tomamos la decisión de hacer voladura controlada. Implosiones Atila, que son los que saben al respecto, dijeron que la voladura aflojó lo inestable, y lo demás irá cayendo a medida que retiren los materiales”, manifestó el gobernador de Antioquia, Luis Pérez.
Aseguró que esa fue la primera voladura controlada en Colombia por ese tipo de evento geológico y añadió que lo que sigue son las labores de remoción de material para que antes de 48 horas se resuelva parte de la movilidad de la zona.
El director del Departamento Administrativo del Sistema de Prevención, Atención y Recuperación de Desastres (Dapard), Mauricio Parodi, confirmó que después de la voladura se procedió con labores de remoción. “Todo el material que quedó sobre la autopista será removido para rehabilitar lo más pronto posible. Esperamos en ese lapso de dos días tener habilitada la calzada de descenso en flujo y contraflujo, y en cinco días tener completamente normalizado el flujo vehicular”, dijo.
Las autoridades del PMU verificarán las condiciones de la zona y luego se podría autorizar el ingreso de las personas evacuadas, cuyo número, según el Dapard, asciende a 262 personas (84 familias), así como 42 mascotas y especies que habitan la zona.
Parodi aseguró que el resto de la montaña no se vería afectada pues la voladura derrumbó el material inestable de esta. “Acordonamos 300 metros a la redonda por margen de seguridad. Tenemos 230 personas trabajando entre las diferentes autoridades, y hay la certeza de que el resto de áreas de la montaña no tendrán riesgo”, señaló.
Sobre la maquinaria, el director expresó que hay 12 unidades de maquinaria amarilla y cerca de 150 volquetas trabajando las 24 horas para botar el material.
“Es una emergencia que, en tan solo materiales y remoción, podría costar 3.900 millones de pesos. Ya, sumando los explosivos y el personal que labora en día festivo, el costo de la operación podría ascender a los 6.000 millones de pesos”, puntualizó.