En un hecho sin precedentes, la Academia Sueca sorprendió al mundo de las letras el pasado 13 de octubre con la entrega de su preciado galardón al músico y poeta estadounidense Bob Dylan.
Se trató, como muchos analistas lo comentaron, de una decisión que de seguro generó un gran debate en el propio interior del comité del Nobel, encargado de escoger el nombre del ganador cada año. Incluso, el anuncio terminó demorándose una semana, al no hacerse en la que se dieron a conocer el resto de ganadores de las otras disciplinas.
En su fallo, al anunciar el premio, la Academia dijo que Dylan sembró con su obra “nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción americana”.
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Aplaudido por muchos y criticado por otros, lo cierto es que –como anotaron expertos– la Academia Sueca siguió su tradición de sorprender y hasta generar desconcierto. Este intento de dar un giro y abrirse a otros géneros, acorde con los nuevos tiempos, ya lo había hecho un año atrás este organismo con el Nobel a la escritora bielorrusa Svetlana Alexiévich, cuyo trabajo narrativo se enmarca más en lo periodístico.
Pero si el anuncio tomó por sorpresa a más de uno, mayor desconcierto generó para muchos la actitud que tomó el propio Dylan. No solo tuvo al mundo expectante, durante varios días, de si aceptaba o rechazaba la honrosa distinción, sino que finalmente se excusó de asistir a la ceremonia de entrega el pasado 10 de diciembre.
Vuelta de tuerca de J. K. Rowling
Junto al polémico Nobel de Literatura a Bob Dylan, otro de los hechos literarios del año lo protagonizó de nuevo, sin duda, la millonaria autora inglesa J. K. Rowling con el sorpresivo regreso de la octava entrega del famoso niño mago.
Cuando todo se creía finalizado, Rowling anunció el estreno mundial de la obra teatral Harry Potter y el legado maldito (Harry Potter and the Cursed Child), que no solo agotó por anticipado la boletería de varios meses, sino que la volvió a ubicar en los primeros lugares de los listados de los libros más vendidos en el mundo.
Para muchos, es una nueva vuelta de tuerca que la autora inglesa se propuso al incursionar en el género dramatúrgico, con el universo mágico de la escuela Hogwarts de Magia y Hechicería.
J. K. Rowling escribió el guion a cuatro manos, junto con el dramaturgo Jack Thorne. Su estreno tuvo lugar en el Palace Theatre de Londres, rompiendo así con la tradición de la saga, que dejó siete novelas y ocho adaptaciones cinematográficas desde que se publicó el primer libro, en 1997.
Para millones de seguidores, así como para la crítica, este nuevo experimento de la famosa autora inglesa fue recibido con aplausos.
Algunos conocedores comentaron que Rowling logró expandir y complejizar mucho más el universo de Potter, llevándolo a lugares muy interesantes, pero respetando sus personajes.
En el campo internacional, el anuncio de que la italiana Anita Raja era la autora que firmaba con el seudónimo de Elena Ferrante (‘La amiga estupenda’), que ha vendido millones de ejemplares en el mundo, también acaparó las primeras planas de los medios.
El debut de Giuseppe Caputo
Por su parte, en el país, una de las gratas sorpresas literarias del año fue la novela Un mundo huérfano, con la que el profesor y escritor barranquillero Giuseppe Caputo debutó en la literatura nacional.
La conmovedora historia de amor entre un hijo gay y su padre, en un contexto de adversidad y soledad extrema, no solo agotó muy pronto varias ediciones, sino que fue uno de los que mayores comentarios críticos generaron este año en diferentes medios.
Además, el escritor Luis Noriega le dio por primera vez al país el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, con su libro Razones para desconfiar de sus vecinos.
Las grandes pérdidas
El año pasado vimos partir a varios autores connotados. En el campo internacional se destacan el filósofo italiano Umberto Eco, quien murió a sus 84 años, la escritora estadounidense Harper Lee (89 años), autora de ‘Matar a un ruiseñor’; el húngaro Imre Kertész (86 años), premio nobel de literatura 2002, y el dramaturgo italiano Dario Fo (90 años), premio nobel de literatura 1997.
Entre los colombianos que se fueron se encuentran Fernando Soto Aparicio (83 años, en la foto de la izquierda), el escritor, periodista y gestor cultural Jorge Consuegra (66 años) y el autor Gonzalo Márquez Cristo (53 años).
CULTURA Y ENTRETENIMIENTO