Señor Director:
Grave, muy grave, es el panorama de los habitantes de la calle que han caído en la adicción, como lo muestra el informe de EL TIEMPO. Duele, da rabia y se siente impotencia. Aquí hay un indolente y ruin negocio con la miseria humana.
El habitante de la calle es un ser caído en desgracia, al que la mayoría de la gente menosprecia y evita. Y muchas veces ellos delinquen por hambre o por la necesidad de conseguir dinero para el vicio. Es ahí donde entran las mafias, que los utilizan, los condicionan, los explotan. Lo que muchas veces las personas en indigencia logran conseguir ni siquiera es para comida, sino para entregarlo a los intermediarios del vicio.
Lo que vimos en el ‘Bronx’ de Bogotá –ha sido una de las mejores cosas que se han hecho el destaparlo y erradicarlo– es el horror, que se repite en menor o igual medida en otras partes. La lucha contra la plaga de los carteles de la droga debe ser frontal, de todos, de todas las autoridades. Los habitantes de la calle pueden haber perdido todo, menos su condición de seres humanos.
Lucila González de M.
Más sobre la reforma
Señor Director:
Permanentemente se nos informó a los colombianos que el Gobierno presentaría una reforma tributaria estructural y que para eso había conformado una comisión de expertos que estudiaron durante varios meses la problemática del país. Temas trascendentales como el pago de la deuda externa y la cancelación del servicio de esta, cómo garantizar ingresos para cubrir el gasto adicional que generará el posconflicto, políticas de austeridad en el gasto público, así como el cumplimiento en el pago de pensiones hacia el futuro y otros temas de gran importancia como la evasión, debieron ser plasmados en el documento final de esa comisión.
Para bien del futuro del país, grato sería que su medio informara a sus lectores el costo de honorarios que pagamos los colombianos por esa comisión y qué rubros de la economía sugeridos por ellos fueron eliminados o modificados por los honorables parlamentarios.
Francisco Javier Cajiao Gaitán
Bogotá
Muy prudentes con Maduro
Señor Director:
Ya está bueno que los colombianos sigamos siendo el trompo de poner del señor Maduro, quien cada vez que quiere tapar alguno de los exabruptos que genera en su gobierno se inventa algún problema para responsabilizarnos de este.
Ahora, nuevamente, decidió cerrar las fronteras, según él, para evitar que las casas de cambio saboteen su decisión de suspender la circulación de los billetes de 100 bolívares, originada en la escandalosa inflación que enfrenta el hermano país. Todo lo anterior causa enormes dificultades económicas y sociales a los habitantes, colombianos y venezolanos, que viven en las fronteras. Como es costumbre, el señor Maduro actúa unilateralmente, y nuestro gobierno se excede en prudencia a la hora de reclamar tanto atropello.
Mario Patiño Morris
_________________________________________________________________