En la última semana, durante un operativo en el Magdalena Medio, en Santander, fue liberado un jaguar, que cuatro meses atrás había sido atrapado por campesinos del corregimiento Vijagual en Puerto Wilches (Santander).
El operativo estuvo a cargo de la Armada Nacional y de la Corporación Autónoma Regional de Santander (CAS). Y aunque estas acciones suponen una buena noticia, tales liberaciones no son tan positivas como parecen. Según información de la organización no gubernamental Panthera, hay varios efectos negativos en la liberación de un jaguar.
En principio, según dio a conocer la ONG Phantera, la misma CAS no participó de la formación que ofreció esta organización en conjunto con el Ministerio de Ambiente, para la prevención de los conflictos con este tipo de especies.
Esta formación hace parte del proyecto piloto denominado Grupo de Respuesta a Conflictos Felinos (Greco) y tiene la finalidad de enseñarle a los funcionarios qué hacer o no en casos como el que ocurrió en Santander, donde se pone en peligro la conservación de la especie en la región.
Además de no ajustarse a las recomendaciones en conservación, de acuerdo con Esteban Payán, director de Panthera, dejar al animal en otro punto de la zona es trasladar el problema de depredación, e incluso, la mayoría de individuos regresan a su hogar a pesar de que quede a cientos de kilómetros.
De hecho, si se quisiera hacer un tipo de reintroducciones como la que ocurrió en Santander, los expertos consideran que se debe hacer solo si contribuyen a controlar la causa original que causó el declive de la especie, si hay un monitoreo posterior y si hay estrategias para prevenir posteriores conflictos.
“En Colombia no existen estas condiciones ni han existido antes. Por lo tanto, el concepto actual es no recomendar la captura ni la reubicación o reintroducción de ningún carnívoro. Todos los esfuerzos económicos deben ir dirigidos a mantener poblaciones salvajes suficientemente sanas y grandes para la supervivencia a largo plazo. El enfoque entonces debe ser sobre la población salvaje y no centrarse sobre un individuo cautivo”, explica el documento de la ONG.
Además, debido a la relación que se establece durante el cautiverio, lo que ocurre es que el jaguar pierde su “línea congénita” de respeto hacia los humanos y lo empieza a asociar con comida.
“Un animal liberado después de estar varios días en cautiverio es mucho más peligroso que un animal salvaje jamás capturado. Siempre recordará que los humanos están asociados con comida, por lo cual puede buscarla en pueblos y casas después de ser reintroducidos, creando así, situaciones de riesgo para los humanos”, señala el documento.
Para Esteban Payán, las corporaciones deben estar más preparadas para asumir este tipo de conflictos, donde las acciones estén mediadas con las comunidades, que pueden aplicar procedimientos sencillos para evitar el contacto con estos grandes animales.
¿Cómo vive el jaguar en Colombia?
El jaguar ('Panthera onca') está bajo amenaza de extinción y en Colombia habita gran parte del territorio nacional que se encuentra por debajo de los 2.000 msnm, además, es generalizada la falta de información sobre cómo convivir con este felino.
Usualmente habita zonas muy conservadas, sin embargo, puede coexistir en fincas ganaderas, plantaciones, campos petroleros y mineros, que actúan como corredores biológicos entre bosques. Los jaguares han existido desde antes que llegaran los humanos a América.
VIDA / MEDIOAMBIENTE
Con información de la ONG Panthera.