La tradición de los pesebres y los árboles navideños sigue viva en la región. Algunos son más curiosos y elaborados que otros, algunos coleccionan cientos de piezas navideñas y otros solo quieren compartirlos con sus familias.
Por ejemplo, en Armenia, en la casa de José María Ospina y Fernando Arturo Muñoz acomodaron hasta en el baño y en un par de peceras algunos de los cientos de pesebres que coleccionan desde hace 30 años.
Ospina cuenta que les responde a sus amigos o familiares que preguntan cuántos pesebres tienen en su hogar que ya son más de 2.285, pues ya perdió la cuenta. Incluso, tuvo que construir dos habitaciones más para almacenarlos.
Desde octubre comienza la tarea de ubicar minuciosamente cada pesebre en el lugar que le corresponde. Los pesebres de todos los tamaños, colores y materiales ocupan la sala, el comedor, un patio y una habitación. Esto sin contar con que en el baño, en la cocina y en las escaleras también hay algunos. “No hay pesebres repetidos, yo me acuerdo de cada uno”, dijo Ospina.
En Pereira, el pesebre, y en general la decoración navideña, que más ha llamado la atención no hace parte de una colección particular sino que está a la vista del público. En el centro comercial regional Victoria, las figuras representativas de la Navidad están elaboradas con llantas usadas.
El árbol de Navidad, pastores, ovejas, los Reyes Magos, María y José, la vaca y el buey están hechos de esa material, que después fue pintado con vivos colores.
En Manizales, han causado admiración los pesebres de la microescultora Flor Carvajal Mendoza, quien elabora estas piezas en la cabeza de una puntilla o sobre un hilo. La exhibición de su trabajo está en el centro comercial Fundadores.
También hay un pesebre hecho con cartuchos de escopeta, cartón y plástico, en la escuela de Carabineros de Manizales Alejandro Gutiérrez. Y en el barrio El Nevado, de la capital de Caldas, hay un árbol navideño elaborado con botellas de licor.
EJE CAFETERO