El fenómeno fue predicho hace un siglo por Albert Einstein y detectadas por primera vez por los científicos del Observatorio de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO).
"Fue una elección bastante fácil. Hubo muchos avances importantes este año, pero la observación de las ondas gravitacionales confirma una predicción centenaria del propio Albert Einstein", explicó a Efe Adrian Cho, de la revista Science.
Cho reconoció que es difícil señalar solo un aspecto de este avance. "Personalmente, supongo que el aspecto más profundo del descubrimiento es que el ser humano ha detectado directamente la radiación gravitacional", agregó.
El científico resaltó que ya se ha podido sentir la radiación de las cuatro fuerzas de la naturaleza: el electromagnetismo, la fuerza nuclear débil, la fuerza nuclear fuerte y la gravedad. "La gravedad es tan débil que la radiación gravitacional parecía casi imposible de detectar. Y aun así lo lograron. Como físico, para mí eso es un profundo logro", añadió.
Las ondas gravitacionales fueron postuladas por Einstein, quien consideraba que los objetos con gran cantidad de masa podían, al girar, deformar el espacio-tiempo y provocar vibraciones. Einstein también creía que estas vibraciones serían demasiado minúsculas como para ser detectadas, algo que el experimento del observatorio estadounidense de interferometría láser (LIGO) permitió refutar.
Para lograrlo, los científicos utilizaron tecnología impresionante: dos detectores masivos, que incluían espejos entre los que rebotaba un láser. Las primeras ondas detectadas eran el resultado de una fusión de dos agujeros negros, de 39 y 29 veces la masa del sol. El descubrimiento se conoció en febrero de este año.
Entre los estudios finalistas este año está el descubrimiento de un planeta parecido a la Tierra que orbita en torno a su estrella, Próxima Centauri, y que tiene una temperatura que permitiría la existencia de agua líquida en su superficie.
Además, un estudio con chimpancés, orangutanes y bonobos en el cual antropólogos de EE.UU. y Japón demostraron que estos grandes simios tienen la capacidad de detectar pensamientos o intenciones, es decir, "leer la mente", algo que, hasta el momento, se creía reservado a la especie humana.
Por último, un equipo científico determinó que una sola ola migratoria, procedente de África, fue la que pobló todo el globo, lo que le valió también quedar entre los finalistas.
EFE