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Llantas para recorrer el camino de la reconciliación

Figuras con llantas usadas son una forma de contribuir al medio ambiente y construir paz.

Un exguerrillero y un exsargento del ejército formaron una sociedad en la que hacen figuras con llantas usadas, como una forma de contribuir al medio ambiente y construir paz al emplear a desmovilizados de los grupos armados ilegales.
Orlando y Néstor son amigos, socios y compadres. Juntos fundaron Remapaz, una empresa denominada Recuperación Ambiental por la Paz, que se dedica a hacer objetos y figuras con llantas usadas de carros y motos que han sido desechadas por el uso.
Aprendieron el oficio de trabajar las llantas juntos: limpiarlas, desinfectarlas, hacerles los diseños, los cortes, armarlas y pintarlas. Una labor que aprendieron poco a poco, de autodidactas, consultando por internet a gente en Brasil y Argentina, averiguando en la red con videos y fotos.
Con prueba-error aprendieron poco a poco a hacer materas, caballos, guacamayas, con llantas de diferentes tamaños, hasta que lograron masterizar su oficio y hoy son los únicos que están legalmente constituidos en Colombia, con una empresa andando y sostenible.
Esto sería un proyecto de emprendimiento más y común y corriente, con dos colombianos que quieren salir adelante como independientes, sino fuera porque Orlando perteneció a la guerrilla de las Farc durante 15 años y Néstor al ejército colombiano durante poco más de 20 años.
Se distinguieron cuando luchaban el uno contra el otro, pero empezaron a conocerse cuando Orlando se desmovilizó en el 2005. Y con el paso de los años se volvieron amigos, hasta llegar a ser compadres, pues Néstor es el padrino del hijo de tres años de Orlando.
El exintegrante del ejército asegura que entabló amistad con Orlando porque es una persona buena que en un momento de su vida tomó una decisión equivocada, tal como lo enseña la vida al estar combatiendo y hablando con los guerrilleros capturados o que desertan.
“La mayoría no son personas malas, y primero que todos somos hijos de Dios, somos hermanos, compatriotas en situaciones diferentes por circunstancias de la vida. Uno aprende que se van a los grupos ilegales mediante engaños, a la fuerza, bajas promesas o un ideal que les parecía que era bueno pero hay que ponerse en los zapatos del otro”, reflexiona Néstor.
Antes de fundar Remapaz habían tenido un campo de paintball, cerca a Funza (Cundinamarca), después, durante la bonanza petrolera en el Meta se fueron a trabajar a ese departamento hasta que llegó la crisis del crudo y quedaron sin trabajo.
Buscando qué hacer, Orlando recordó que había muchas llantas acumuladas en la mayoría de parqueaderos donde guardaba su camión mientras trabajaba para una petrolera. Decidió que algo tenía que poder hacerse con un material que es desechado, acumulado y del que es difícil deshacerse, y buscó por internet hasta que descubrió que con ellas ya trabajaban en Brasil y Argentina, desde donde lo asesoraron sin problema.
Figuras hechas con llantas recicladas.
Le comentó la idea a Néstor y ambos, cada uno en una ciudad diferente, comenzaron a explorar y practicar. Orlando recuerda que durante aquellos primeros meses y como no tenía trabajo llegaba a la biblioteca pública de Acacías para utilizar el computador y el internet apenas la abrían en la mañana, salía cuando la cerraban, y ya en la noche se iba a su casa a tratar de hacer lo que había aprendido y planeado, porque el objetivo es hacer las figuras con una sola pieza.
Hasta que decidieron en marzo de este año que era hora de abrir un punto de venta con unos ahorros que tenía cada uno y un inventario de figuras de unos tres millones de pesos. Remapaz nació debajo de una carpa de cuatro por cuatro metros para hacer figuras con llantas usadas como un negocio y causa ambiental, y con el objetivo social de darle trabajo a personas afectadas por la violencia: desde reinsertados de cualquier grupo, víctimas y por supuesto, personas que no pertenecen a ninguna de las dos categorías.
Y la verdad es que ha funcionado, pues los ocho empleados de Orlando hablan, comentan, conviven, comparten y se ríen en sus diez minutos de descanso cada hora, durante el almuerzo e incluso por fuera del trabajo, en el sitio de venta al borde de la carretera llegando a la población de Acacías desde Villavicencio, en el departamento del Meta.
Orlando piensa que, como él, los excombatientes requieren de ayuda para reintegrarse a la sociedad, y el trabajo es la principal para tener calidad de vida. “Somos muy estigmatizados porque la gente piensa que vamos a seguir con la misma mentalidad. A los reintegrados yo les abro los brazos y les digo bienvenidos a la empresa, les enseñó a manejar las llantas y les recalco que aquí no se habla del pasado, se habla del presente y del futuro”.
Porvenir que luce promisorio, pues las ventas se han triplicado desde marzo que abrieron su pequeño punto de venta, el cual también se triplicó en espacio y esperan volver a doblarlo el año entrante. El objetivo es tener otros dos puntos de venta en el Meta: uno en la vía de Villavicencio a Puerto López y otro en la vía al municipio de Restrepo, con la capital del departamento como centro de acopio.
Para en un par de años abrir un punto de venta en Bogotá y después uno en el Valle del Cauca y otro en Huila, la tierra de Orlando, con la esperanza de en una década estar exportando sus figuras a otros países de la región. Una meta que no parece lejana pues Néstor, quien se dedica a la comercialización y conseguir alianzas, comenta que ya hay gente que quiere invertir en el negocio.
Piensan que es la única forma de expandir un negocio con artículos que tienen una durabilidad hasta de 400 años porque la otra es la que ya aplican: innovando con sus empleados o con figuras que ya les piden sus clientes directamente en el sitio o a través de internet.
“La gente nos manda fotos con sugerencias, nos sentamos todos y miramos cómo podemos hacerlo. Siempre podemos hacer el primero, después ellos siguen elaborando los productos. O aquí en el trabajo cualquiera de nosotros llega con una idea, la desarrollamos y así sacamos la iguana de Ecopetrol y la paloma de la paz, en los últimos días”, relata Orlando con su hablar rápido, como si el día no el fuera a alcanzar para contar la historia de su vida.
Apenas un año después de haber empezado a trabajar con las llantas usadas, tienen un catálogo bastante grande, que va desde las primeras materas, guacamayas y caballos, hasta pescados, juegos de sala y comedor, sillas, mesas, camas para perros, la paloma de la paz, la iguana de Ecopetrol, armadillos, bandas para cercas de potreros y sapos, entre otros, que pueden ser utilizados en casas, fincas, o jardines infantiles, con el nuevo servicio de enviarlos por mensajería.
Y como buenos emprendedores y con ganas se han asesorado y aprendido por ellos mismos de contabilidad, contratación de empleados, publicidad, mercadeo y sobretodo de internet: en donde ya tienen una página web, Facebook, Twitter e Instagram para promocionar sus productos, recibir pedidos e ideas de sus clientes.
 Pedro Vargas Núñez
SUBEDITOR PORTAFOLIO
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