La crisis que vive la Universidad del Tolima ha afectado a sus 1.900 empleados. Hay suspenso por el pago de los salarios de diciembre, eso sumado a la Navidad y a las vacaciones. Ómar Mejía, rector (e) desde agosto, afirmó que la salida a la crísis de la Universidad es una reforma administrativa estructural.
¿Cuál es el déficit de la Universidad?
La encontramos sin flujo de caja ni recursos para funcionamiento. Con déficit de 24.000 millones de pesos por deudas en nóminas, a proveedores y una larga lista de compromisos que asfixian sus finanzas. Solo la nómina cuesta 6.000 millones mensuales.
¿Qué medidas se tomaron?
Congelamos gastos innecesarios y nombramientos. Hemos logrado mantener la Universidad en pie. Para cubrir los gastos de diciembre, que incluyen nóminas y primas, solicitamos al Consejo Superior una autorización para un crédito de 10.000 millones.
¿Cómo van a pagar el crédito?
La idea es dejar como garantía los ingresos por transferencias y matrículas del 2017. Esperamos que la medida sea aprobada para que los trabajadores se vayan a vacaciones con salarios al día y con la prima de junio.
¿Cómo solucionar todo ese mar de problemas?
Antes de asumir como rector se aprobó una reforma administrativa, con un estudio técnico de la Universidad del Valle, que tiene como objetivo proyectar la estabilidad financiera.
¿Qué incluye el estudio?
El estudio recomendó una supresión de cargos altos, como los profesionales de nivel 18 (quienes devengan 4’300.000 pesos), que son en total 27 y significaría un ahorro anual de 2.000 millones de pesos. También pide que las direcciones de programas, en manos de administrativos, sean asumidas por profesores de planta.
¿Suprimirán las primas técnicas?
Hoy tenemos 78 cargos directivos que reciben prima técnica del 22 por ciento mensual sobre el salario, esos gastos elevados, sumados a otros compromisos innecesarios, hacen que la universidad sea insostenible. Esa prima técnica cuesta $1.043 millones al año y la recomendación es suprimirla. También recomienda que directivos y secretarios de unidad académica, que eran seleccionados por los decanos, sean nombrados por la rectoría para conservar la unidad de mando.
¿Qué ahorros dejará esa primera fase?
Serán más de 10.000 millones de pesos al año y con esa meta alcanzaremos la estabilidad financiera.
¿Qué ayuda brinda la Gobernación del Tolima?
En una decisión histórica, que llegó en buena hora, el gobernador, Óscar Barreto, aprobó aumentar la base presupuestal de transferencias, que este año fue de $3.600 millones. A partir del año entrante se elevó a $6.385 millones. También hubo ayuda para ampliación de cobertura, financiando cupos de estudiantes, y hay convenios firmados por $5.000 millones.
¿Qué transferencias hace la Nación?
Por año hace 15 transferencias, cada una por 2.900 millones de pesos, pero la plata no alcanza y el déficit crece, pues los gastos mensuales llegan a 7.000 millones de pesos.
¿Dónde están los recursos recaudados por matrículas?
Las matrículas se han reducido de manera dramática. En 2011 teníamos 44.000 estudiantes presenciales y a distancia, y en este año solo hubo 19.000, esto afectó notoriamente los ingresos.
¿A qué se debió?
El principal problema es la modalidad a distancia. En el 2014 la Universidad tomó la decisión de exigir promedio mínimo en el Icfes para el ingreso, requisito que no se hacía antes. Además, ordenó reducir el número de grupos y estudiantes por cada programa, lo más grave es que las decisiones se tomaron sin estudio técnico ni financiero.
¿Cómo le ha ido con los sindicatos?
Hay cinco organizaciones sindicales, tres de ellas fueron constituidas en los últimos tres años. Actualmente tenemos a dos en asamblea permanente y exigen los pagos de beneficios producto de negociaciones colectivas, que suman $3.000 millones.
¿Qué tipos de beneficios les adeudan?
Hay compromisos por dotaciones, auxilios en matrículas a los hijos y esposas de los trabajadores, cursos de inglés y paseos. Los auxilios en matrículas son tanto para la Universidad del Tolima como para otros claustros privados y abarcan pregrado y maestrías.
FABIO ARENAS JAIMES
Corresponsal de EL TIEMPO