El afiche de Después del amor es un total desatino. En él vemos a una pareja jugando con sus dos hijas, en un ambiente de armonía. Con esa información, cualquiera esperaría encontrarse con una comedia familiar ligera y anodina.
Pues a corregir las expectativas, porque esta cinta francesa aborda un tema complejo: las tensiones de una pareja que ha decidido separarse, pero que se ve forzada a seguir conviviendo.
Tras 15 años de vida juntos, Marie y Boris saben que lo mejor que pueden hacer es tomar caminos distintos, pero su decisión enfrenta dificultades.
La primera es el manejo de sus dos hijas, que los obliga a interactuar más de lo que quisieran y a coordinar responsabilidades. El segundo problema radica en cómo repartir los bienes que han acumulado.
Como es de esperar, la negociación es bastante agria: aunque Marie ha aportado mucho más, Boris piensa que el trabajo que le dedicó a la construcción del hogar tiene un precio.
Después del amor constituye un fascinante ejercicio de observación durante la mayor parte de la proyección. A través de las más simples situaciones cotidianas, el espectador va descubriendo la profunda intolerancia que Marie ha ido desarrollando hacia Boris y la insoportable tensión que se ha instalado en la pareja.
Hay que destacar la cuidadosa puesta en escena y un estupendo manejo de la cámara, que hacen que el espectador quede como un auténtico fisgón en la intimidad del hogar.
El tramo final de la cinta es menos efectivo, con la reiteración innecesaria de situaciones conocidas y con una insólita escena de baile familiar que no tiene nada que ver con nada.
**** ‘Después del amor’ Dirección: Joachim Lafosse. Con: Bérénice Bejo, Cédric Kahn, Marthe Keller. Género: drama.