Aunque por varias décadas los científicos de la Nasa han calculado las emisiones de dióxido de carbono, que emiten los humanos con sus acciones, este año la agencia americana dio un paso sin precedentes para entender cómo este elemento se concentra en la atmósfera y causa el calentamiento del planeta.
Se trata de una visualización 3D, que logró una supercomputadora de la Nasa al combinar los registros de dióxido de carbono del satélite Orbiting Carbon Observatory-2 (OCO-2), que opera el laboratorio Jet Propulsion y otros modelos climáticos, elaborados por el Global Modeling and Assimilation Office del centro espacial Goddard de esta misma agencia.
Lo que logra las imágenes es mostrar los complejos patrones del movimiento del dióxido de carbono- con sus aumentos y disminuciones – alrededor del globo en el lapso de septiembre del 2014 al mismo mes del 2015.
Para la Nasa, lo importante de tener esta herramienta es poder comprender cuánto CO2 se concentra y cuánto permanece, dos preguntas que serían claves para “determinar el futuro de la Tierra”.
David Crisp, líder del equipo científico del satélite OCO-2, explica que desde el 2014, este dispositivo ha podido dar información cada día de hasta 100.000 estimados de dióxido de carbono sobre el globo.
El dióxido de carbono se origina de actividades como la combustión de fuentes fósiles como el petróleo y sus derivados. También de las actividades industriales. No obstante, no es el único elemento que causa una saturación en la atmósfera, que genera un desequilibrio en la temperatura promedio de la Tierra.
Esta podría aumentar hasta 2 grados centígrados para finales de siglo, según proyecciones del Panel Intergubernamental de Cambio Climático.
De hecho, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) reconoció esta semana que el 2016 será el año más cálido hasta la fecha con temperaturas que superaran en 1,2 grados los registros preindustriales (desde mediados de 1880), según estimaciones con datos hasta noviembre.
Esta visualización de la Nasa muestra información que antes no se conocía con tanto detalle como la caída y aumento del CO2 en el hemisferio Norte durante todo un año, la influencia de los continentes, los cadenas montañosas y las corrientes del océano en los patrones del clima, y por ende en el mismo movimiento del CO2.
Además, tampoco se sabía en una escala más cercana la influencia regional de la alta actividad de fotosíntesis de lugares como el cinturón del maíz en Estados Unidos.
Lesly Ott, una de las investigadores en el ciclo del carbono del centro espacial Goddard, explicó que esta herramienta contribuye a que los investigadores comprendan el flujo de carbono, un proceso entendido como el intercambio del CO2 entre la atmósfera, la Tierra y el océano.
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