“Para ganar el premio al país del año de The Economist, no es suficiente ser pacífico y rico. Nuestro objetivo es recompensar la mejora”, así comienza la publicación de la prestigiosa revista británica que le otorga a Colombia el título al 'país del año'.
The Economist reconoce el logro ‘colosal’ de nuestro país por hacer la paz, después de que “en un momento dado, el país estaba a punto de convertirse en un estado fallido”; y la prudencia del Gobierno de Juan Manuel Santos que, aun cuando los votantes rechazaron en el plebiscito del 2 de octubre el primer acuerdo de paz logrado con las Farc en La Habana, se sentó de nuevo a negociar y a resolver las objeciones de la oposición.
“Hubiera sido preferible –continúa la publicación– celebrar otro referéndum. Pero si los votantes quieren arriesgarse a volver a la guerra, pueden votar en 2018 por un candidato presidencial que prometa penas más duras para los jefes de las Farc. Mientras tanto, los rebeldes están listos para entregar sus armas”, asegura el artículo.
Y añade que como sucede en la mayoría de las negociaciones de paz, el acuerdo es incompleto e implica compromisos en temas complicados.
El reconocido semanario hace un recuento por los hechos violentos ocasionados por la guerrilla de las Farc, entre ellos el asesinato, secuestro, y extorsión para financiar su guerra, el reclutamiento de niños y el aborto forzado de guerrilleras en estado de embarazo. Además, hace mención a los casos de ‘falsos positivos’ o ejecuciones extrajudiciales perpetradas por funcionarios de la fuerza púbica, para aumentar sus posibilidades de ascenso.
Entre los contendientes de este año estaban, por distintos motivos, Estonia, Islandia y Canadá.
Sin embargo, gracias al fin del conflicto entre el Gobierno y los insurgentes de las Farc, Colombia fue el “digno ganador”.
Los ganadores anteriores fueron Uruguay en el año 2013, por las reformas revolucionarias en las política de Estado, como la legalización del matrimonio gay y de la marihuana; Túnez en el 2014, por sus esfuerzos en la construcción de la democracia con su nueva constitución, y Myanmar, en el año 2015, por escapar de la dictadura que sometió al país al aislamiento durante varios años.
ELTIEMPO.COM