Demoras, sobrecostos, falta de planeación y hasta escándalos de corrupción fueron las constantes en una de las obras más importantes para la movilidad en el norte de Bogotá: el deprimido de la calle 94 con la avenida NQS que, si no hay más sorpresas, será entregado a finales de marzo del 2017.
La construcción del paso a desnivel de la calle 94, cuyos estudios fueron realizados en el 2009, fue adjudicado al Consorcio Conexión, cuyo contratista era Julio Gómez (vinculado al ‘carrusel’ de la contratación).
Debido a las cuatro suspensiones y tres prórrogas que ha tenido la entrega del deprimido, el valor de la obra pasó de 45.000 millones a 166.000 millones de pesos.
Entre el 2010 y el 2011 el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) tuvo que suspender la obra debido a que no contaba con el visto bueno de la Empresa de Acueducto de Bogotá (EAB), ya que una parte de la línea Tibitoc –tubería matriz que viene desde Usaquén y llega hasta Santa Lucía, en el sur de Bogotá– estaba en un sector por donde pasaría el deprimido.
Tras una nueva adjudicación en el 2013, el Consorcio AIA-Concay fue elegido para comenzar a ejecutar el proyecto.
En el 2014, fecha en el que se tenía que inaugurar la obra, se anunció que por razones de actualización de diseños y del proceso de traslado de redes, la entrega final se prorrogó para el 23 de junio del año pasado.
Sin embargo, en julio del 2015 se anunció un nuevo aplazamiento en la finalización del deprimido por la aparición de varias grietas en un edificio vecino al proyecto y el traslado de un tanque de agua privado.
El IDU anunció a mediados de este año que la entrega del deprimido será durante la última semana de marzo del 2017, cuando se termine la construcción de una estación bombeo, para evitar posibles inundaciones por aguas lluvias.
En esa oportunidad, Yaneth Mantilla, directora del IDU, afirmó que “esta nueva prórroga no incrementará los costos ni se cobrará nueva valorización para terminar la obra” y que se haría una investigación para determinar una sanción al contratista.
Además de los bogotanos que transiten por la calle 94, quienes podrán tomar 18 rutas en el norte sin detenerse en semáforos, los más felices con la entrega de este proyecto son los vecinos y comerciantes de este sector de Chapinero.
“Es muy bueno que ya estén empezando a entregar cosas de la obra de la 94. Creo que finalmente la van a terminar”, dijo Beatriz Arango, de la Asociación de Residentes del Chicó (Archi), de la localidad de Chapinero.
La demora en la ejecución de esta obra no solo ha impactado la movilidad en el sector en el que tiene influencia, sino a los comerciantes.
Debido al retraso en la entrega de los trabajos, el Hotel Dann Carlton de la calle 94 reportó pérdidas del 33 por ciento de sus ventas, según lo aseguró Jorge Pinzón, uno de los gerentes del hotel, quien agregó que “la opinión de los ciudadanos es que por fin el sector de la calle 94 está cogiendo forma”.
Lo que falta para terminar la obra
Según el IDU, la obra tiene un avance superior al 80 por ciento. Una de las razones que expuso el Consorcio AIA-Concay, encargado de la construcción del deprimido, para pedir que la entrega fuera en el 2017 es que el 20 por ciento restante del proyecto es muy delicado.
Este mes se hará la entrega de un puente peatonal, la finalización de las redes de alcantarillado quedó estipulada para finales de enero del 2017.
Y la entrega de la estación de bombeo con la culminación de obras de espacio público, para marzo.
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