Las Farc hicieron esta semana su primera jugada en la política civil al auspiciar la inscripción del movimiento que será la semilla de su nuevo partido, una vez hayan concluido la desmovilización y el desarme.
El fin último del proceso de paz, según lo ha dicho en varias ocasiones el presidente Juan Manuel Santos, es que los excombatientes de la guerrilla pasen de las acciones violentas al debate político, lo cual comenzó a ser una realidad esta misma semana.
“Las Farc, como un partido sin armas, podrá presentar y promover su proyecto político. Serán los colombianos quienes, con el voto, lo apoyarán o rechazarán. Ese es el objetivo de todo proceso de paz: que los que estaban alzados en armas las abandonen, reconozcan y respeten las instituciones y las leyes y puedan participar en la contienda política en la legalidad”, afirmó el mandatario durante la firma del acuerdo final, el pasado 24 de noviembre, en el Teatro Colón, en Bogotá.
Y las Farc, haciendo honor a lo acordado en La Habana, comenzaron a recorrer ese camino.
Sin admitir que Voces de Paz, la agrupación registrada en el Consejo Nacional Electoral (CNE) el pasado jueves, sea su partido político, varios líderes de la guerrilla sí rodearon esta semana a los seis voceros del nuevo movimiento político, durante un encuentro en oficinas del Congreso, que generó polémica en sectores de la opinión.
El pasado miércoles, en la biblioteca del Legislativo, se realizó un encuentro –propiciado por la representante a la Cámara por los ‘verdes’ Ángela María Robledo– para afinar los detalles del nuevo movimiento político Voces de paz.
Cinco integrantes del antiguo secretariado de las Farc fueron a esa cita para dar las puntadas finales de lo que será Voces de Paz. Entre ellos estuvieron ‘Iván Márquez’, ‘Jesús Santrich’ y ‘Pastor Alape’.
Ese día, uno de los negociadores de las Farc le admitió a EL TIEMPO que miembros de su organización fueron consultados para la puesta en marcha de Voces de Paz.
Por otra parte, ‘Pastor Alape’, de la cúpula de esa guerrilla, afirmó que Voces de Paz “no es el partido de las Farc”, sino un grupo de “ciudadanos en ejercicio” que quiere que las Farc hagan política y tratan de establecer un puente con la vida civil desde ahora.
Transición
Al día siguiente de esta reunión en el Congreso, seis voceros de las Farc se hicieron presentes en el Consejo Electoral para registrar Voces de Paz.
Uno de ellos es Imelda Daza, una dirigente de la Unión Patriótica, quien sufrió un atentado contra su vida el pasado 7 de mayo, en Cartagena. Según ella, Voces de Paz busca que se “consoliden las condiciones para que las Farc se transformen en una organización política”.
“Nuestras voces serán para que se den las condiciones en que las Farc ingresarán a la vida política”, afirmó Daza.
Jairo Rivera, otro de los seis delegados de Voces de Paz y reconocido líder estudiantil, afirmó que el nuevo movimiento político “simboliza el tránsito de unas Farc con armas a unas Farc sin ellas”.
Las normas
Pero las Farc solo tendrán partido propio cuando se desarmen y el Congreso haya aprobado las concesiones jurídicas para tal caso.
El Gobierno ya tiene lista la reforma constitucional que fijará las reglas para el nuevo partido de las Farc, el cual podría entrar en vigencia a partir del día 180 de la vigencia del acuerdo de paz.
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Según la norma, la cual debe ser debatida y aprobada por el Congreso, una vez la guerrilla se haya desarmado, el Consejo Electoral “reconocerá personería jurídica al partido o movimiento político que surja del tránsito de las Farc a la actividad política legal”.
El otorgamiento de esta personería jurídica le dará derecho al partido político de las Farc a recibir anualmente “una suma equivalente al promedio que recibieron los partidos o movimientos políticos con personería jurídica para su funcionamiento” en las elecciones regionales de octubre del año pasado.
También recibirá el 7 por ciento del promedio de lo que reciben los partidos políticos anualmente “para la divulgación de su plataforma ideológica y programática”.
Y además, “financiación preponderantemente estatal” para las dos próximas campañas a elecciones legislativas y presidenciales, es decir las del 2018 y las del 2022.
Adicionalmente podrán “inscribir candidatos y listas a cargos y corporaciones de elección popular en las mismas condiciones que se exigen a los demás partidos y movimientos”.
Aunque para algunos sectores de la opinión pública sea difícil digerir la participación en política de las Farc, esta será una realidad a la que el país tendrá que acostumbrarse.
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