La nueva sede de Mi Gran Parrilla Boyacense, en la carrera 30 con calle 71A, tiene seis pisos y tantos comensales al mediodía que la fila sale a la calle.
Es una constante en las sedes de este exitoso negocio, que combina platos tradicionales boyacenses y que nació hace 18 años.
“Esta nueva sede ha sido un éxito; los primeros días no había cola, pero ahora la gente viene entre semana para conocerlo. Me encuentro a muchos clientes que me felicitan”, dice Emelina Vaca de García, fundadora y alma de las recetas del lugar, quien trabaja con sus hijos.
La clave de esta respuesta del público, según Emelina, es que sigue siendo un negocio familiar. Ella y sus hijos están pendientes de todo lo que pasa y siempre tratan de estar en contacto con sus clientes.
Mi Gran Parrilla Boyacense ya contaba con dos restaurantes en Bogotá: uno en la autopista Norte con calle 162 y otro en el centro comercial Gran Estación, todos en Bogotá.
Sus arepas ya son un clásico en la ciudad. Se venden desde el primer día, cuando Emelina abrió su primer local, en el barrio Prado Veraniego, hace casi dos décadas.
En ese entonces contaba con solo seis empleados y las recetas de platos típicos de su tierra, como la mazamorra chiquita y el cuchuco de trigo, que todavía ofrecen. Ahora, Mi Gran Parrilla Boyacense supera los 200 empleados.
Con esta tercera sede comienzan una nueva etapa. El lugar tiene tres bares y dos cocinas equipadas con últimas tecnologías. La familia García quiere convertirlo en la cadena de restaurantes de comida típica más grande de Bogotá y aspira a poder atender en forma simultánea a 1.200 personas.
“Estamos implementando cortes de carne madurados de 18 a 20 días, que hacemos al carbón”, dice Freddy García, gerente e hijo de la creadora.
Además del espacio recién abierto, la carta tiene tres nuevos platos, hechos con la asesoría del chef Javier Luna: ribs de cerdo, costillas con cubios caramelizados, arepa boyacense y puré de papa criolla, así como el asado de vacío y el lomo de entraña.
“El aporte esencial de ingredientes como los cubios caramelizados es lograr un plato vanguardista, pero que mantiene ingredientes tradicionales de un departamento como Boyacá”, dice Luna.
LAURA GUZMÁN DÍAZ
Para EL TIEMPO