Señor Director:
Ojalá que la demoledora muerte de Yuliana no nos descarrile más y nos lleve a “cuidar que nuestra indignación no sea otra violencia”, como dice Ricardo Silva en ‘Marcha fúnebre’, y a reflexionar en que “No es la historia del asesino rico y la niña pobre, sino la de una sociedad que no sabe cómo más hacerse daño”, palabras de Ernesto Cortés Fierro en su artículo ‘Hay más Yulianas’.
La gente parece apostarle, en redes sociales y en la calle, al que más grite, al que más insulte, al que más ofenda, al que más denigre contra la familia del presunto victimario, la que debe de estar sumida en el dolor y la vergüenza, Tengamos en cuenta que son dos familias las que han quedado destrozadas. Como dice Cecilia Álvarez en su artículo ‘Ahimsa’: “Vivimos en una sociedad enferma”. Señor, ten piedad de ellas y ten piedad de esta sociedad que reacciona efusivamente haciendo alharaca, pero que poco o nada hace por curarse y contribuir a la tan anhelada paz, que debe comenzar en casa, con la propia familia. ¡Mirémonos en el espejo!
Olga María Velásquez de Bernal
Construcciones y trancones
Señor Director:
Me consta la construcción de esta mole de estructura que es este centro comercial La Colina, sobre la av. Boyacá con 138. Me alegro de saber que no lo pueden abrir hasta que cumplan unos requisitos. En plena construcción, el carril derecho de la Boyacá se hundió y lo tuvieron que arreglar. De todas maneras, esta construcción va a tener un impacto tenaz en la av. Boyacá, ya que para ingresar al centro comercial se tomarán el carril derecho de esta avenida, que pertenece a la ciudad y no al centro comercial, y eso originará muchos trancones. Esto me hizo recordar cuando el centro comercial Santa Fe se tomó el carril derecho de la Autopista para poder ingresar al establecimiento... Aquí se hacen centros comerciales sin estudiar los medios de acceso para que no se impacte negativamente el tráfico de Bogotá.
Patricia Villamil
La polarización no es sana
Señor Director:
“Hoy, solo los del ‘nunca’ se oponen al acuerdo de paz”, dijo el presidente Santos. Puede tener razón. Por eso no ha debido prescindir del plebiscito para su refrendación popular, que lo hubiera legitimado plenamente. Hay que insistir no en imposiciones, sino en conciliaciones que generen unión, solidaridad, concordia y fraternidad nacional.
Sí podemos. El pueblo colombiano es bueno y noble. Lo demuestra la espontánea reacción generosa, bondadosa y afectiva que tuvo el país ante la tragedia aérea del equipo de fútbol Chapecoense, que ha merecido reconocimiento, admiración y agradecimiento mundial.
La mayor polarización y confrontación entre los colombianos, promovida por intereses diferentes al patrio, no es sana ni favorable para el país y mina la implementación de la clamada y anhelada paz sincera, estable y duradera.
Luis Iván Perdomo Cerquera
Bogotá
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