Los carros clásicos son los activos de lujo que más aceleran su cotización a nivel mundial. Así lo señala el Índice de Inversiones de Lujo de las firmas Douglas Elliman y Knight Frank, conocido en inglés bajo la sigla KFLII y que mide la valorización de dichos bienes a 1, 5 y 10 años.
El indicador muestra que mientras a junio del 2014 los vehículos se valorizaron, en 12 meses, el 25 por ciento, a igual mes del 2016 lo hicieron el 8 por ciento.
Sin embargo, siguieron superando en rentabilidad a otros nueve activos de lujo: vinos, monedas, relojes, joyas, estampillas, diamantes de colores, cerámicas chinas, muebles antiguos y obras de arte.
Además, en un lapso de cinco años, los motorizados se cotizaron el 151 por ciento, y en 10 años, el 458 por ciento. Dos años atrás lo hicieron, respectivamente, el 111 y el 469 por ciento.
En general, el estudio indica que una cartera conformada por los 10 objetos de lujo se valorizó el 45 por ciento a 5 años, y el 180 por ciento, a 10 años. A 12 meses, escasamente, el 1 por ciento.
Lo anterior, con excepción de los muebles, refleja que dichos bienes son cheques al portador si se adquieren con el fin de revenderlos en el mediano plazo, e inclusive en el corto.
Respecto a los vehículos premium, como Ferrari o McLaren, los expertos aclaran que no todos se cotizan por igual, pues deben ser modelos de los cuales se fabrican o sobreviven pocas unidades.
Por ejemplo, un Ferrari 335 Sport 1957 fue vendido en una subasta en Reino Unido por 41 millones de dólares.
“Los carros al final van a terminar chatarrizados y no son eternos, y a medida que la oferta de un modelo es cada vez más escasa, los inversionistas y coleccionistas se pelean por comprarlo”, dice Oliverio García, presidente de la asociación Andemos.
A pesar de que el KFLII bajó 5 puntos porcentuales a junio del 2016 frente a igual mes del 2014, y escasamente se ubicó en 1 por ciento, a 5 años, como se dijo, subió el 45 por ciento, y a 10, el 180 por ciento.
El precio de la onza troy de oro, activo refugio por excelencia en tiempos de incertidumbre económica, se mostró volátil y solo aumentó 0,4 por ciento, a 1.321 dólares, entre junio del 2014 e igual mes del 2016.
A pesar del alto crecimiento registrado a mediano plazo por el KFLII, no todos los sectores brillan y algunos son afectados por la moda y los gustos.
Por ejemplo, los muebles antiguos han mermado de manera constante su cotización y en 12 meses se desvalorizaron el -6 por ciento; a 5 años, el -23 por ciento, y a 10 años, el -30 por ciento.
El análisis dice que se debe, entre otros, a que ya no encajan con la estética de diseño de los propietarios de viviendas modernas.
Asimismo, los activos de lujo coleccionables no son inmunes a ciclos especulativos, por lo que los precios tienden a corregirse. Es así como algunos vinos especiales, que aunque han obtenido rentabilidades positivas a 5 y 10 años (28 y 237 por ciento, respectivamente), a 12 meses solo se cotizaron el 8 por ciento.
Hace dos años, a lapsos de 5 y 10 años, las bebidas de colección valían 45 y 226 por ciento más.
El arte también sigue mostrando buenos resultados como inversión a mediano plazo. En efecto, un año se desvalorizó 11 por ciento, pero a 5 y 10 años sus cotizaciones subieron, respectivamente, el 9 y el 181 por ciento.
Las joyas y los diamantes de colores se valorizaron 58 y 25 por ciento en un término de 5 años, y 157 por ciento y 122 por ciento, a 10 años.
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El tamaño cuenta
“Las joyas y piedras se valorizan por fenómenos como la rareza o los quilates, pero sobre todo por su portabilidad, porque se pueden llevar prácticamente en el bolsillo”, dice Rodrigo Giraldo, director del Laboratorio RG y gemólogo.
El experto se refiere a que en situaciones como guerras o dictaduras que confiscan, los propietarios pueden marcharse con estos activos en la maleta y rápidamente los pueden convertir en efectivo en el exterior.
Sin embargo, el gemólogo aclara que para que una joya sea antigua debe tener más de 100 años y haber sido fabricada por una reconocida casa existente o ya desaparecida. Y si es de menor edad, se le denomina ‘certificada’ y se cotiza por el valor de sus materiales o componentes.
Giraldo dice que la poca publicidad sobre algunos activos de lujo los valoriza más en el tiempo. Por ejemplo, cita el caso de piedras preciosas como las esmeraldas, cuya cotización ha subido no obstante la desaceleración en los últimos años de la economía mundial. Inclusive se han valorizado a pesar de que los diamantes se promocionan más que esas gemas.
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