Señor Director:
Leí que se aprueba el glifosato para la fumigación por tierra. Es un poco menos dañino, pero, de todas maneras, un gran perjuicio para la naturaleza y la humanidad. Porque este es un veneno que acaba con la biodiversidad. Y contamina las aguas para el consumo humano. Pero, desgraciadamente, no parece haber otra forma de acabar con esta planta, de la que viven miles de familias. Tal vez el remedio sea la recuperación social, la sustitución por cultivos rentables. Y que ojalá los miembros de las Farc, en la vida civil, ayudaran a la erradicación manual así fuera por un año. Lo ideal es no envenenar la tierra.
José Francisco Piñeres
Fiestas más humanas
Señor Director:
Ya comenzaron las fiestas de fin y principio de año en el país, y así mismo empieza o sigue el maltrato de los animales en las terribles corridas, donde la gente cree divertirse con el sufrimiento, la tortura y la sangre de un pobre animal. Así mismo, en la Costa y otros departamentos se comercia con los huevos de iguana, como en Barranquilla, y hay otras prácticas que involucran el sufrimiento de los animales. ¿Por qué no hacer las fiestas sin tener que implicar el sufrimiento de nadie? ¿Por qué no ser más humanos y compasivos?
Lucía Correa
El centro, abandonado
Señor Director:
El centro de Bogotá sigue abandonado a su suerte por la Administración, que ya va a cumplir su primer año en ejercicio. Un breve sumario de lo que se ve en la zona: venta de toda clase de comestibles, procesados o no; tarima de musiquillos y ‘artistas’ cada siete metros, pista de carreras de cuis los fines de semana, venta de mercancías de contrabando, pizarra de pintura con tiza, patio de recreo de locos y mendigos, cuando no raponeros; mesas de juego de ajedrez con apuestas en efectivo, baño público y, por supuesto, ausencia de autoridades.
No es posible que la carrera 7.ª, por donde ha pasado parte de la historia del país, esté sometida a tal estado de abandono, ni que las autoridades que pueden hacer algo no se declaren dolientes de este hecho.
Los comerciantes de la zona seguimos protestando de manera enérgica ante esta situación.
Carlos Luciano Castaño T.
El sentido del Nobel
Señor Director:
El presidente Santos recibió en Oslo el premio Nobel de Paz, en representación de todos los colombianos, de las víctimas que supieron perdonar a las Farc, de la misma organización armada, que, arrepentida de sus barbaries, pide perdón y se ha comprometido a dejar las armas, restituir económicamente a sus víctimas y contribuir con acciones de desminado y destrucción de cultivos ilícitos.
Hoy, orgullosamente, podemos decir al mundo que gracias a la reconciliación lograda en La Habana por el gran esfuerzo de la mesa negociadora, el apoyo de organizaciones internacionales, de países garantes y la comprensión de toda una nación, ‘habemus’ Nobel.
Rafael Antonio Córdoba Ardila
Bogotá
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