Cuando tenía 10 años, Guillermo José Mendoza empezó a dedicarse a las arduas labores de la minería, al lado de sus padres y sus dos hermanos mayores. Poco a poco se fue acostumbrando a los procesos para encontrar oro en su natal Zaragoza, municipio del Bajo Cauca antioqueño.
Pese a los riesgos ocasionados para un niño, por los altos barrancos, los huecos en la tierra y la gran cantidad de maquinarias, era la única opción que su familia tenía para subsistir y a la que Guillermo se adaptó tanto que terminó convirtiéndose en barequero.
Sus estudios se quedaron en tercero de primaria y, así, vivió las buenas temporadas de la minería, pero también las malas, y empezó a ver que no era mucho lo que conseguía.
Pero, a sus 33 años, Guillermo encontró una nueva oportunidad para llevar el sustento a sus dos hijos, de 9 y 3 años, y permitirles que vayan a la escuela y nunca empiecen a trabajar antes de tiempo.
Hoy, pasa sus días dedicado a un proyecto de piscicultura liderado por la organización estadounidense Pact, la Fundación Mi Sangre, la Alianza por la Minería Responsable y Fondo Acción, con apoyo del Sena.
La iniciativa, llamada ‘Somos Tesoro’, no solo busca que no solo busca que los habitantes de El Bagre y Zaragoza (Bajo Cauca) encuentren otros métodos de subsistencia diferentes a la pequeña minería, sino que también se logre una piscicultura sin mercurio y se erradique el trabajo infantil, que es tan común en la zona, pues, como Guillermo, los niños empiezan a buscar oro desde muy pequeños.
El plan piloto, cuyos resultados fueron socializados el pasado martes, se ha hecho en las veredas El Real, de El Bagre, y Puerto Jobo, de Zaragoza.
Aunque en El Real hay 280 familias y en Puerto Jobo, 200, en cada vereda, participan 20 familias, que han recibido capacitación para el cultivo de cachamas blancas y la adecuación de los pozos, grandes hoyos producto de la explotación minera.
En este momento, explicó Jhony Dáger, zootecnista facilitador del proyecto, en cada vereda hay tres estanques y en total tienen 20.000 peces, 10.000 por comunidad, si bien, ya se hicieron algunas ventas.
La ventaja de estas cachamas, que no tienen capacidad de reproducirse, es que se alimentan de concentrado, larvas y frutas, por lo que se reducen los riesgos de que estén contaminadas con mercurio, un cáncer que aqueja a muchos territorios.
Además, son resistentes a bajas concentraciones de oxígeno por lo cual se adaptan a los estanques que quedaron luego de la explotación minera.
Estos animales están listos para su consumo en cuatro meses, dos antes de los que se tardan las cachamas normalmente, añadió Dáger. Y, un análisis del Laboratorio de Estudios Ambientales de la Universidad de Antioquia ratificó que no tienen mercurio.
Entre tanto, Patricia Escudero, directora del proyecto, manifestó que el objetivo principal detrás de la estrategia es tocar los factores que generan el trabajo infantil en la zona, para lo cual se enfocan en la búsqueda de actividades económicas dignas que permitan llevar el sustento a las familias, que en este caso se encuentran en niveles 1 y 2 del Sisbén. Más importante aún, se pretende garantizar que los niños vayan a la escuela y no la dejen.
Para José Solano, presidente de la Junta de Acción Comunal de Puerto Jobo, ‘Somos Tesoro’ les ha permitido entender que el oficio de barequero no es el único que existe. “En nuestra comunidad los niños han dejado de trabajar y están en las escuelas. Hoy, nuestras cachamas están libres de mercurio pero también de trabajo infantil”, sostuvo con orgullo.
Así también piensa Elizabeth Osorio, líder de la vereda El Real, quien explicó que gracias a la actividad de piscicultura en su comunidad se han unido para sacar adelante a sus hijos con la garantía de que no van a trabajar ni a ejercer la minería sin tener la edad conveniente.Las familias de ambas veredas se rotan por días para cuidar, alimentar y pescar las cachamas.
Según Juan Fernando Sánchez, oficial de Medios de Vida (uno de los componentes del proyecto), las comunidades han visto agotadas las posibilidades de subsistencia en la minería, por lo cual ‘Somos Tesoro’ les ayuda a fortalecer su economía. Añadió que este es solo un plan piloto que debe consolidarse y expandirse por el territorio.
La meta es tener 40.000 animales, 2.000 para cada familia, con lo cual lograrían obtener un salario mínimo mensual. Y los habitantes trabajan cada día para lograrlo.
Guillermo José se siente feliz de poder darles a sus dos pequeños la posibilidad de estudiar y tener más oportunidades que las que tuvo él en su infancia. Por eso, sale con satisfacción hacia el estanque, pesca, alimenta a las cachamas, las limpia y sueña con comercializarlas y mejorar los ingresos familiares.
Hacen un llamado a la institucionalidad
Uno de los componentes más importantes del proyecto es lograr que se establezcan políticas públicas y que el plan piloto pueda extenderse en todo el territorio. Por ello, los habitantes de las veredas El Real y Puerto Jobo hicieron un llamado a la institucionalidad para que se vincule y brinde el apoyo necesario. En este momento, el Sena ya se unió y les ha brindado capacitación a las familias.
Piden que Corantioquia y la Secretaría de Salud de Antioquia, así como las alcaldías municipales también hagan lo suyo. Uno de los grandes retos que tienen es ejercer una actividad que esté dentro de la normatividad vigente. Así lo indicó Martha Rivera, de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (Aunap), quien se reunirá con las comunidades el próximo 20 de diciembre para explicarles aspectos relacionados con la legalización para ejercer la actividad pesquera.
“La comercialización debe ser con permiso. Los pequeños pescadores, que producen entre 0 y 22 toneladas al año no deben pagar tasa a la Aunap, los medianos y grandes, sí”, anotó la funcionaria. Por ello, las familias piden que les brinden todo el acompañamiento posible para sacar adelante su actividad.
Heidi Tamayo
Para EL TIEMPO