En diálogo con EL TIEMPO, la excandidata presidencial Íngrid Betancourt habló de la nueva etapa de su vida, en la cual estudia teología.
¿Qué opinión le merece este premio Nobel de Paz?
Si miramos a hace 10 años, cuando mucha gente estaba secuestrada, la paz no era ni siquiera una opción, la guerra era la única salida. El hecho de que estemos tan adelante en el proceso, que haya un acuerdo, unas Farc desmovilizándose y un voto favorable del Congreso nos da tranquilidad a las víctimas.
¿Cómo analiza que el proceso tenga respaldo en el mundo y divida en el país?
El avance lo podemos medir de varias formas. Una extraordinaria es que la mayoría de colombianos están comprometidos con la paz. El tema no es ‘paz sí’ o ‘paz no’. Ni siquiera el expresidente Álvaro Uribe se atreve a decir que no quiere la paz.
¿Hay una nueva Íngrid?
Bueno, más vieja. Los años no pasan en vano. El sufrimiento es algo que nos moldea.
¿Volverá a hacer política?
Si yo tuviera que hacer política en Colombia, seguramente sería diferente. Soy muy crítica de mi pasado, consciente de los errores que cometí. Soy muy lúcida sobre lo que me gusta de esa Íngrid del pasado y de lo que no.