Hablemos de política. ¿Quién se va quedar con el Polo? ¿Usted o Clara López?
Hago parte de un sector del Polo conformado por varias tendencias y que acaba de confirmarse como la mayoría de partido.
(Entérese de otras noticias sobre el senador Jorge Robledo)
Pero su pelea con Clara López parece irreconciliable. Y al Polo le llegó la hora de tomar definiciones…
Este fin de semana se realizó la Junta Nacional del Polo para definir la política del partido en esta coyuntura política y para las elecciones del 2018.
¿Y qué se decidió? ¿El Polo va con candidato propio?
Conforme a las normas estatutarias, la Junta Nacional del Polo tomó cinco decisiones principales. Primera: mantenernos en oposición al gobierno de Santos. Segunda: Clara López no es ministra en representación del Polo y sus posiciones no nos comprometen. Tercera: el Polo no hará parte del proyecto de gobierno de transición con el santismo y la Unidad Nacional, así se amplíe con otros sectores, ni llegará a acuerdos con el Centro Democrático. Cuarta: el Polo les presentará a los colombianos su propio candidato para la presidencia en el 2018. Y quinta: mantendremos nuestro respaldo al proceso de paz y a su trámite en el Congreso e implementación, al igual que el respaldo a los diálogos con el Eln.
¿Queda cerrada la puerta para que el Polo haga parte del gobierno de transición de las Farc?
Hasta donde se sabe, el gobierno de transición será para continuar con las políticas de la Unidad Nacional santista, y con sus mismos partidos, más otros, incluida la organización que creen las Farc. Luego su programa de gobierno será del mismo corte neoliberal del actual de Santos, más los acuerdos de La Habana, y esos acuerdos, que respaldamos como manera de superar esa lucha armada, no resuelven los demás problemas de los colombianos y para los que el programa del Polo tiene propuestas contrarias a las del santismo.
¿De manera que el Polo no estará en una eventual gran unidad de izquierda con las Farc?
Nos parece bien que se desarmen, que se reintegren a la vida civil y que se les brinden todas las garantías en su nueva vida. De otro lado, cuando el Polo se creó dijimos sí a la paz negociada, pero no a la lucha armada, una gran diferencia. Teníamos y tenemos diferencias en muchos órdenes. Cada vez los veo más en un proyecto político diferente.
La doctora Clara sí ha expresado en varias entrevistas que ella está de acuerdo con un gobierno de transición con todos los del sí.
Ella además ya dijo que deponía sus diferencias con Santos y que para el 2018 quería un gobierno de coalición conformado por quienes ya están unidos en la Unidad Nacional y los que lleguen con el fin del conflicto. También le ha dado respaldo expreso a la idea del gobierno de transición y sus amigos dentro del Polo, aunque no sean en público lo francos que deberían ser, así nos lo han hecho saber.
¿Entonces, cuál es el debate principal dentro del Polo?
Es uno solo: ¿se va a usar el proceso de paz como pretexto para volvernos santistas? ¿Vamos a permitir que Santos use su poder para cooptar al Polo?
¿Qué cree que haga Iván Cepeda, que representa otra tendencia del Polo como exmiembro del Partido Comunista?
Está coincidiendo con Clara López en la idea de buscar un gobierno de transición.
¿Y usted cómo queda ahí?
La gran mayoría del Polo seguirá defendiendo su independencia, su autonomía frente a gobiernos tan malos como este y sus semejantes, que recuerdo que fue el gran valor que Carlos Gaviria siempre dijo que el Polo, bajo ninguna condición, podía perder. No me iría hacia allá por mis convicciones, pero tampoco por razones prácticas. Si el Polo diera ese paso, cosa que no va a suceder, se autodestruye.
(También: Jorge Robledo presentó su precandidatura a la Presidencia)
¿Cree que el ministerio de Clara López le ha hecho daño al Polo?
Por supuesto. Esa decisión de Juan Manuel Santos no fue una amabilidad con el Polo sino una agresión bárbara, porque las opciones, todas, eran dañinas. Una era que todo el Polo, como partido, se fuera al gobierno, nos volviéramos santistas, obvio, y eso era el fin del Polo. O que estallara en pedazos por el nombramiento. O lo que ha sucedido, que la gente no entienda y que no nos vean coherentes con nuestras convicciones. La personas informadas saben que el Polo no está respaldando a Clara López, que se fue por su cuenta para el ministerio y que eso se señaló en las posiciones oficiales del partido. Pero otros no lo entienden o no nos creen y nuestros enemigos políticos, faltando a la verdad, se aprovechan de la confusión.
Tengo que reconocer que en las múltiples entrevistas que los dos hemos hecho, usted ha sido totalmente coherente con su rechazo a la lucha armada. Pero parecería que esta es una buena oportunidad para que se aglutinen las fuerzas de izquierda en ese gobierno de transición que plantean las Farc. Pero ya parece claro que el Polo no va a estar ahí…
Como se ha planteado, el gobierno de transición incluiría los acuerdos de La Habana, y en eso no tenemos problema. Pero ningún presidente del 2018 podrá tener como único programa dichos acuerdos, porque los demás problemas de la vida nacional seguirán ahí: educación, desempleo, pobreza, corrupción, asuntos que no tocan los acuerdos. De manera que ese gobierno de transición también incluiría el programa neoliberal de la Unidad Nacional, de Santos, que el Polo no comparte.
¿Comparten totalmente los acuerdos de La Habana?
El Polo respalda los acuerdos de La Habana, aunque haya cosas que no compartamos, como la forma de asignación de las curules de las Farc, cuyo número no objetamos. La forma como se darán esas curules amenaza la permanencia en el Congreso de fuerzas como el Polo, el partido Verde, Mira, Mais, Así, Progresistas y todos los sectores minoritarios que hacemos política desafiando los grandes poderes.
Con el ‘fast track’ no se va a poder cambiar nada…
Esas curules deben ser adicionales al número que hoy existe. No pueden ser restando de las actuales. Ese desacuerdo se le expresó a Santos oportunamente, y creemos que lo democrático es que nadie se oponga a esta petición. Pero agrego que respaldamos el proceso de paz y que cualquiera que sea el gobierno del 2018 deberá cumplir con los acuerdos.
¿Es una ironía política que las Farc entren a la arena política por la puerta de la Unidad Nacional y del gobierno Santos?
Parece que sus análisis los conducen hacia allá. Nuestros análisis son distintos. Consisten en que en el programa del Polo, la solución negociada del conflicto armado es una pieza muy importante que hemos defendido con toda coherencia, pero los demás asuntos del país también. De manera que nadie nos puede pedir que engavetemos el programa del Polo uno, dos o tres gobiernos y que mientras tanto se aplacen los demás problemas nacionales, porque tenemos un compromiso con nuestra gente y nuestros programas.
¿Cree que el partido Comunista le jale a ese gobierno de transición de las Farc?
Toca preguntarles a ellos.
¿Qué pasa en este escenario con Petro?
Petro se retiró del Polo en el 2010. Entre otras cosas porque hizo un acuerdo con Santos, que el Polo no le avaló. Fue la primera gran agresión de Santos contra el Polo. Santos es de cuidado.
Refrésqueme la memoria: ¿cuál fue el acuerdo de Petro con el Presidente?
Ellos hicieron un acuerdo que no le fue consultado al Polo y que estaba muy lejos de nuestras concepciones programáticas. Y hecho el pacto, nos exigió que se lo avaláramos y que lo nombráramos presidente del partido, exigencia que, coincidiendo con Clara López, mire lo que son las ironías, el Polo le rechazó, con la consecuencia de su retiro del partido. Mi idea es que la unidad que hay que hacer debe incluir a los polistas, claro, y a las fuerzas políticas alternativas, en torno a coincidencias programáticas, pero sobre todo debe unir a los colombianos, los sin partido y los ciudadanos de todos los orígenes políticos: liberales, conservadores, de ‘la U’, de Cambio Radical, del Centro Democrático, pero insisto en que es con los ciudadanos, no con personajes como Germán Vargas Lleras o Humberto de la Calle o el candidato del Centro Democrático.
¿O sea: su proyecto político es ‘bienvenidos a mi candidatura’?
Esperemos qué decide el Polo. Pero esta es mi propuesta. Una candidatura cuyo programa, sin contravenir las ideas polistas, lo acordemos con quienes quieran que el país no lo sigan gobernando los mismos. Que defienda a los sectores populares, como es obvio, pero también a las clases medias y a la economía empresarial. Este no es para acabar con la propiedad privada. Si Santos no se hubiera tirado el concepto de Unidad Nacional, eso sería. Estoy proponiendo una convergencia nacional para que ganen todos los colombianos y no sigan los mismos con las mismas.
¿Cómo ve la candidatura de Humberto de la Calle?
Puede terminar siendo la candidatura de la Unidad Nacional. Pero la pregunta clave es: ¿Germán Vargas Lleras va a estar en la Unidad Nacional o la candidatura de De la Calle es un rompimiento de Santos con Vargas Lleras? Ese es uno de los misterios de la política que habrá que aclarar.
¿Le suena Clara López de vicepresidenta de De la Calle?
Se dice que así lo sueña. Pero eso no tiene nada que ver con la posición del Polo ni con su programa y sus estatutos.
Sergio Fajardo es también una candidatura de convergencia como la que usted plantea… ¿Le suena en un equipo con usted?
Lo veo difícil. Su trayectoria política es dentro del establecimiento. Y no he visto cambios de su parte.
¿Y al uribismo lo ve jugando fuerte?
Sin duda que es una opción. Fue una fuerza importante en las elecciones pasadas.
Suena una teoría: que Uribe sería el vicepresidente de un candidato como Iván Duque, una figura joven, interesante, en ascenso, pero todavía algo desconocida…
Esta mañana oí al propio José Obdulio Gaviria descartando esa idea, por considerarla un fraude, porque se sabe que Uribe está inhabilitado para ser presidente. Luego, elegirlo vicepresidente con la eventual vocación de ejercer de presidente, según José Obdulio, es inaceptable. Sobra decir que pienso lo mismo.
¿Le gusta cómo va a quedar la reforma tributaria?
Para nada. Es la más retardataria de la historia. Después de los ajustes no perdió su naturaleza regresiva.
¿En qué sentido?
Le va a producir ingresos al fisco por unos 8 billones de pesos por el IVA y el impuesto a los combustibles. Pero al mismo tiempo les va a reducir el impuesto de renta a las más grandes empresas, a las transnacionales, en 1,2 billones. Más regresiva no puede ser. A los sectores populares y a la clase media, durísimo. Y a los más poderosos del mundo, en un país que tiene una desigualdad social extrema, les disminuirán los impuestos. Eso no se le ocurre sino a Juan Manuel Santos.
Pero no es tan cierto: van a gravar los dividendos y con eso reimplantarán la doble tributación…
Las cifras prueban que el impuesto a los dividendos será de menor cuantía y que no cambia lo regresivo de la reforma.
¿Pero no nos dicen que las empresas se están trasteando del país, que los ricos están sacando la plata? ¿Cómo entonces atraemos nueva inversión?
Son cosas que hay que mirar: los impuestos no pueden hacer inviable la economía, por supuesto que no, pero aquí hay mucha retórica. Las exenciones que les han dado en los últimos años a las mayores empresas (según cálculos de Aurelio Suárez en un artículo de EL TIEMPO), entre 2004 y 2014, son de 100 billones de pesos. Y la evasión es monstruosa. Eso amerita una discusión franca, teniendo todos las mismas cifras. Exageran y dicen cosas que no son ciertas para sacar una conclusión inaceptable, con un agravante: si están tan interesados en el desarrollo nacional, pues no le saquen la plata del bolsillo a la gente, restándole su capacidad de compra.
Aunque no es nueva su posición, sí llama profundamente la atención que usted haya sido uno de los grandes opositores al impuesto sobre las gaseosas…
Porque también es regresivo, porque grava el consumo. Con el pretexto de la obesidad, lo que pretendían era sacarles a los pobres y a la clase media un billón de pesos del bolsillo. Es tan regresivo que le voy a leer lo que dijo Alejando Gaviria en El Espectador de hace ocho días: “El impuesto a las gaseosas sí es regresivo en un sentido preciso. Porcentualmente afecta más a los pobres que a los ricos”. Cierro comillas. Él sabe que eso es así. Y después saca la hojita de parra para taparse y hace el oso, cuando dice: “Pero más regresiva puede ser la diabetes”. Eso no es serio. El primer truco para confundir sobre impuestos es que no lo ponen a uno a debatir sobre quién lo paga, sino en qué se gasta. Y claro, siempre en el gasto habrá una causa presentable como noble. Afortunadamente se hundió. Yo creo que el azúcar en exceso hace daño, como otros alimentos, pero ese problema no se resuelve de esta manera.
Finalmente, senador, ¿cómo podemos saber si en la Junta Nacional del Polo de ayer domingo usted ganó o perdió?
Ganaron el Polo y los colombianos porque, como expliqué atrás, mantuvimos los principios principales que le dieron origen a este partido. Este fue un nuevo fracaso de la política, en extremo agresiva de Santos, de destruir el proyecto que creamos con Carlos Gaviria. Y aunque me meta en predios ajenos, llamo a todos quienes desean un país diferente a no someterse a Santos, en cuya astucia quiere crear un país con solo dos opciones políticas, la Unidad Nacional y el Centro Democrático, como en los días del bipartidismo liberal conservador.
¿Es una actitud hostil del Polo hacia las Farc, cuando estas ingresen a la política?
Para nada. Estuvieron equivocadas medio siglo, pero tienen derecho a corregir y a desarrollar el proyecto político que consideren dentro de la Constitución y la ley.
La conclusión es que la doctora Clara se puede ir a apoyar a las Farc, pero ¿necesariamente tendrá que ser desde fuera del Polo?
El Polo tomará sus decisiones, y ella o quien las contraríe no está con el Polo.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO