Adoro la cocina italiana, la auténtica, la que es preparada con esmero y cariño, la que basa sus platos en las recetas de la ‘nonna’.
La que utiliza las especias escogidas para cada plato desde varios siglos atrás en ese país, que se ha dado el lujo de conocer todos los ingredientes que embarcan en los mercados de Oriente y que van haciendo presencia de puerto en puerto en el fascinante Mediterráneo.
Por eso celebro cada vez que encuentro en Bogotá una ‘trattoria’ a la manera de las que abundan en las ciudades y poblados italianos, casi siempre atendidas por una familia que se divide las tareas entre quienes cocinan, quienes atienden las mesas y quienes sirven las bebidas.
‘Trattorias’ que no pretenden aparentar en su puesta en escena, porque saben que su secreto está en los fogones y en el horno, en la pasta hecha en casa, en la calidad de los ingredientes.
Y celebro en esta ocasión por haber conocido –gracias a la buena recomendación de una amiga glotona y buena vida– la ‘trattoria’ Nuraghe: uno de los secretos mejor guardados del centro de Bogotá; aunque, por fortuna, cada vez menos guardado, porque el voz a voz se ha ido encargando de promover este restaurante.
El lugar tiene 50 puestos en un segundo piso adornado con fotos y mapas de Cerdeña, la enorme isla italiana sembrada en el Mediterráneo, apenas superada en tamaño entre las de su país por Sicilia, de donde proviene la familia que le dio vida a esta ‘trattoria’.
Se trata de un restaurante con clarísimo énfasis en pasta y en cuya carta aparecen algunas preparaciones clásicas como los ravioli de ricota y espinaca, salsas como la boloñesa y la amatricciana.
También los fetuccini a los cinco quesos –entre ellos scamorza, gorgonzola y pecorino–, pero que va mucho más allá, con platos típicos de la isla y con preparaciones propias de la familia del chef de Nuraghe.
Probé, por ejemplo, una muy sabrosa pasta con una salsa a base de tomate y la presencia de setas, alcachofa, bondiola y quesos. ¡Deliciosa! Y lo mejor es que la salsa no es un aderezo, sino que la pasta se ha sumergido en ella previamente para impregnarla.
Fieles a su origen, hay una buena variedad de pastas con salsas marinas, y hay un capítulo de pescados y cortes de lomo y de res, porque ¿quién dijo que la cocina italiana se limita a la pasta?
Trattoria Nuraghe. Calle 12B n.° 6-58, Bogotá. Teléfono 341-4457.
SANCHO
Crítico gastronómico
elcalderodesancho@yahoo.com.co