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La vida desconocida del hombre señalado de matar a Yuliana

La vida desconocida del hombre señalado de matar a Yuliana

En redes, dista del sujeto amable que describen allegados. Hallaron contactos con contenido sexual.

06 de diciembre 2016 , 11:14 p. m.

Una turba exaltada intentó golpear este martes en la tarde a Rafael Uribe Noguera, el arquitecto señalado de violar y asfixiar a la pequeña Yuliana Samboní, de 7 años.

Botellas, piedras y cascos de motos, todo lo que encontraban a la mano, le fueron arrojados mientras agentes de la Policía lo subían a una tanqueta para trasladarlo de la Clínica Navarra, en el norte de Bogotá, a los juzgados de Paloquemao, en donde se judicializó su captura.

El hombre, de 38 años, salió de la habitación de la Navarra esposado, con la mirada perdida y con un chaleco antibalas para responder ante la justicia luego de que se cancelara un cateterismo ante síntomas de una arritmia cardiaca que se le presentó debido a una sobredosis de cocaína.

En menos de 48 horas, Uribe pasó de ser un profesional, estimado entre sus amigos, a un sindicado de acceso carnal violento contra menor de edad, feminicidio, secuestro y tortura. El círculo social en el que se mueve está aterrado de que el hombre jovial, educado, fiestero y que los divertía sea el mismo al que la evidencia recogida por la Policía y la Fiscalía señala de un delito que tiene indignado al país.

“No podemos creer. El sábado lo vimos en la fiesta infantil de sus sobrinas. Y al día siguiente ya lo estaban buscando por secuestrar a la niña”, aseguró uno de sus excompañeros del Gimnasio Moderno, en donde Uribe se graduó en 1996.

De hecho, hace unos meses, toda su generación se reunió en una finca a celebrar los 20 años del grado.

“Era buen futbolista y dirigió la banda de guerra del Moderno, que es todo un honor. Pero también era mujeriego y montador. Le gustaba mucho la rumba y hasta se desaparecía por dos días. Pero nunca lo vimos consumir coca”, asegura otro de sus compañeros.

(También: Este es el perfil de un violador y abusador de niños)

Información borrada

Pero muy pocos quieren hablar hoy de Uribe, por respeto a su familia.

Incluso, en la madrugada del lunes, cuando la noticia del crimen apenas se empezaba a conocer, alguien cercano se dedicó a bloquear sus perfiles y a borrar información en redes sociales, la cual está siendo recuperada por los investigadores.

La única cuenta que quedó vigente fue su Twitter, en donde varios de sus seguidores suben escenas de alto contenido sexual y contactos de mujeres prepago.

También, varios de los tuits que Uribe escribió hasta el 2013: ‘Cómo apagar la música de la mente. Mejor quiero apagar la mente’, dice uno. Otro más habla de sus líos de comportamiento de los cuales dan cuenta sus vecinos: ‘Me la vuela mi falta de autocontrol’, escribió.

En efecto, hace dos años, Uribe tuvo que salir del apartamento en donde encontraron a la menor muerta –en el edificio Equus 66– luego de protagonizar un escándalo con unos esposos jubilados.

“La pareja lo encontró usando la ropa de la mujer. La familia de Rafael intervino en este caso y quedaron en que él se iría del apartamento. Sin embargo, regresó en marzo del 2016”, cuenta uno de sus vecinos.

Otro más confirmó que estaban molestos porque ingresaba al edificio, de la constructora de su familia, con prostitutas y armaba fiestas hasta altas horas de la noche.

EL TIEMPO ubicó el anterior carro del arquitecto, de placas CIK 939 y encontró que registra una multa por mal parqueo en el barrio Santa Fe, zona de tolerancia en el centro de Bogotá.

La sanción, que aparece registrada a la medianoche, sigue vigente y ya va en 594.000 pesos, incluidos los intereses. A esos escándalos le atribuyen las cortas relaciones que sostenía con mujeres, algunas de las cuales lo calificaban de celoso compulsivo.

A puerta cerrada

El día del crimen, Uribe manejaba la camioneta Nissan X-Trail, color plata, que había negociado hace unos meses con una familiar que aún no ha hecho el traspaso. El vehículo es el mismo que se ve en los videos de la cámara de seguridad de la Policía cuando pasa, hacia las 9 de la mañana, por el barrio Bosque Calderón y sale apresurado ya con Yuliana a bordo. Minutos después, el carro se ve parqueado en una zona de visitantes del Equus 66, que tiene acceso directo a los ascensores.

Por la ley de Infancia y Adolescencia, la audiencia contra el arquitecto, egresado de la Universidad Javeriana, trascurrió durante la noche y la madrugada a puerta cerrada.

A las 10:45 de la noche se inició la imputación de cargos: feminicidio, acceso carnal violento, tortura y secuestro simple, los cuales le darían 600 meses de cárcel, es decir, 50 años.

La Fiscalía asegura tener suficiente material probatorio para acusarlo formalmente, por lo que se da por descontado que el juez acceda a dictarle medida de aseguramiento en una cárcel. No obstante, investigadores verificaban versiones de allegados a Uribe según las cuales el hombre registra antecedentes de ingresos a clínicas de rehabilitación.

Mientras Uribe era judicializado, la familia de la pequeña Yuliana velaba su cuerpo en la funeraria Los Olivos, en Bogotá, ubicada en la avenida Caracas con calle 42. Al final de la semana, sus restos serán llevados al Cauca, de donde es oriunda su familia.

UNIDAD INVESTIGATIVA
u.investigativa@eltiempo.com

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