Se llama Carlos Castaño y en un momento de su vida se alzó en armas. ‘Pero no, no tengo nada que ver con el antiguo líder paramilitar’, dice. Por su homónimo, prefiere que le digan el ‘Bueno’, y por su pasado, aprendió que la inconformidad social puede ser denunciada más allá de los fusiles.
Su historia agrupa todos los ingredientes de quien ha vivido el conflicto en carne propia: es a la vez desplazado, desmovilizado, antiguo secuestrado y hoy, lejos de alcanzar estabilidad, recibe constantes amenazas por parte de bandas delincuenciales de la capital.
Un habitante de la calle mira algunas imágenes de la 'Galería de la memoria' en la Carrrera Séptima, en Bogotá. Foto: María Camila González.